XI. Argentina y la Copa Davis: el asentamiento a fines de los setenta
#153. 11ª entrega: 1977 (Parte 1). Con Guillermo Vilas convertido en figura mundial, Ricardo Cano en muy buen nivel internacional y el debut de Dalla Fontana y Clerc.
• El argentino Ricardo Cano (apoyado en la red) saluda al estadounidense Dick Stockton tras vencerlo en la final de la Zona Americana de la Copa Davis.
Artículo #153
Por Eduardo Puppo*
1977 (I): el asentamiento
La “mayoría de edad” argentina en la Copa Davis llegó en 1977, con variables a favor que hicieron visualizar objetivos todavía más altos que los conseguidos hasta entonces. Guillermo Vilas ya era un astro mundial indiscutido y Ricardo Cano había alcanzado un nivel estable e internacionalmente destacado, demostrado con muy buenas victorias en el circuito profesional. Para sumar, el advenimiento esperanzador de dos promesas -los juveniles Fernando Dalla Fontana y José Luis Clerc- hacían mirar con optimismo el futuro en la competencia.
Todo comenzó con un triunfo de 4-1 contra Ecuador en el Buenos Aires LTC, en el marco de un match adelantado en el calendario, jugado del 12 al 14 de noviembre de 1976 pero válido para la edición de 1977. Actuó como árbitro general Alejo Russell (padre). Significó el debut de los dos juveniles, que sortearon con holgura el examen. Dalla Fontana -quien venía de ganar en el Campeonato Argentino y reemplazó a Julián Ganzábal- ingresó el viernes, en el segundo individual, para medirse con Miguel Olvera -un experimentado veterano de 37 años-, al quien le ganó en cuatro sets.
• Álvarez, Belfonte, Cano, Dalla Fontana y Clerc, junto a Vilas, fueron la base de los equipos argentinos de Copa Davis en 1977.
Clerc jugó en el doble del sábado 13, haciendo dupla con Cano, para vencer a Ricardo Ycaza y Colón Núñez por 6-3, 3-6, 8-6 y 6-2. “Batata”, ya confiado, apabulló a Núñez el domingo con apenas cinco games perdidos en tres sets. Fueron momentos especiales para ambos y así lo recordó Clerc: “Furlong nos convocó a Fernando y a mí para formar junto a Richard y jugar contra Ecuador. En realidad, como el Dalla venía jugando bien y había ganado en el Tenis Club Argentino, tenía mejores antecedentes que yo; el capitán lo colocó en los individuales y a mí me puso en dobles con Richard. La verdad, no rendí muy bien, aunque ganamos. Ese fue el primer partido de Copa Davis que jugué en mi vida. El domingo, ya 3-0 arriba, debuté en singles y le gané a Núñez muy fácil. Igualmente, ya había estado en el equipo en marzo de aquel año, cuando viajamos a Chile junto al Dalla, Vilas, Cano y Ganzábal, pero solo participé en las prácticas, que me sirvieron un montón para ver cómo era eso de la Davis”.
• La formación argentina antes de enfrentar a la ecuatoriana en 1977: Clerc, Ganzábal, Dalla Fontana, Cano, el profesor Belfonte y el capitán Furlong.
Para Dalla Fontana resultó una confirmación de sus progresos: “El lunes de esa semana de Copa Davis el capitán nos convocó a Batata y a mí para jugar en contra, en el Buenos Aires -con el club cerrado- para decidir quién acompañaría a Ricardo Cano como segundo singlista del equipo. Solo dos personas estaban presentes: Furlong y Belfonte. Realmente sentí una emoción muy grande al saber que jugaría y a la vez que era una gran responsabilidad. Estar allí, dentro del estadio central jugando por mi país, fue una sensación inigualable. Significó haber llegado a un peldaño vital en mi carrera luego de tantos años de entrenamiento para poder representar los colores. Me enorgullecía y me hacía sentir importante: era en ese instante el compromiso más trascendente de mi carrera. Nunca olvidaré tampoco el tremendo apoyo del capitán y del Profe”, contó el santafesino.
• La “hinchada argentina” en el codo “H” del Buenos Aires Lawn Tennis Club: la bandera en manos de José Luis Clerc, rodeado de jugadores, durante la serie contra Chile en marzo de 1977.
En los cuartos de final de la Zona Americana, otra expedición complicada a San Pablo -entre el 17 y el 19 de diciembre de 1976, sobre polvo de ladrillo- y un nuevo sufrimiento: Koch le ganó a Cano en el encuentro inaugural, Vilas a Kirmayr por 10-8, 6-1 y abandono, el doble quedó para los locales (Koch y Kirmayr a Vilas y Álvarez), igualó Vilas contra Koch -en cuatro parciales- y Cano selló la victoria con autoridad contra Kirmayr por 3-6, 6-2, 6-0 y 6-0.
A pesar de los malos antecedentes, se miró con optimismo el siguiente match contra Chile, por las semifinales, en el Buenos Aires LTC entre el 18 y el 20 de marzo. Cano obtuvo un punto de oro al derrotar a Cornejo en cinco sets (8-6, 3-6, 6-4, 6-8 y 6-2) y luego Vilas marcó el 2-0 al superar a Fillol en cuatro. El sábado, el doble fue para los chilenos (Cornejo-Fillol a Vilas-Álvarez 6-3, 6-0 y 10-8), pero no pudieron evitar la caída cuando Cano venció a Fillol por 6-4, 6-4 y 6-4 y Vilas completó el 4-1 sin darle respiro a Cornejo. También estuvo en el equipo Dalla Fontana. Con ese resultado, el seleccionado argentino consiguió instalarse en la final de la Zona Americana, donde recibiría nada menos que a los Estados Unidos.
• Elio Álvarez y Guillermo Vilas en el doble contra los chilenos Jaime Fillol y Patricio Cornejo en 1977.
Argentina vs. Estados Unidos 1977
El primer gran impacto argentino en la Copa Davis
Fue el paso inicial entre los grandes de la Copa Davis. Se podría decir que 1977 marcó el punto de partida para los innumerables picos destacados que el tenis argentino vivió en esta competencia a través de las siguientes décadas. Superados Ecuador, Brasil y Chile, siempre bajo la conducción de Oscar Furlong. “Esa temporada venía todo muy bien -explicó el capitán a la distancia- por el gran momento de Vilas y porque Cano consiguió asentar su juego. Contra Chile estaba la clave para realizar una buena campaña. Los chilenos llegaron 15 días antes para aclimatarse, pero Vilas y Cano fueron a competir a los Estados Unidos, cosa que les dio más ritmo. Yo era muy optimista porque contaba con los dos puntos seguros de Guillermo y confiaba en que Richard podría al menos con uno de los visitantes. Me equivoqué: pudo con los dos y pasamos a la final contra los Estados Unidos”.
• Guillermo Vilas y el capitán argentino de Copa Davis, Oscar Furlong, durante la serie contra el seleccionado estadounidense en 1977.
En efecto, Cano superó al durísimo Patricio Cornejo en cinco sets (en el cuarto el argentino llegó a estar 5-1 y 30-0 pero lo perdió por 8-6) y luego a Jaime Fillol en tres. “Cornejo había tenido un problema cardíaco -agregó Furlong- después de jugar la final de la Copa Davis contra Italia el año anterior y no venía con mucha competencia. Por eso, la mejor indicación para Richard fue que lo atacara y apurara constantemente. No le dio chances e incluso pudo haber ganado en tres sets, pero cuando estaba 3-1 en el segundo se fue del partido. Luego se quedó más en el fondo y le tiró pelotas largas y cortas y eso terminó por desorientar al Pato”.
Cano lo analizó transcurridos unos días: “En ese momento me apuré porque veía que podía definirlo rápido y cometí muchos errores. Tenía una buena ventaja y los games se fueron sin darme cuenta, y me asusté un poco. Lo mismo en el cuarto, cuando yo lo dominaba; él atacó a mi revés y buscó el passing paralelo, como lo venía haciendo en todo el partido. Por suerte pude cambiar a tiempo. Fue una gran presión para mí pero también una alegría increíble porque sabía que después entraba Guillermo y quedábamos 2-0. Eso me dio la confianza que necesitaba para enfrentar a Fillol, porque también jugué primero el domingo. Lo ataqué mucho a su drive, saqué y voleé bien; me salían todas”, reconoció. A los 24 años, con una hija recién nacida, Cano se apuntaló como el Nº 2 del país cuando oscilaba entre los 30 mejores del mundo.
Vilas no tuvo problemas a pesar de haber arribado al país apenas horas antes, desde Sudáfrica, algo que le quitó adaptación a la superficie y le agregaba cansancio (en Johannesburgo jugó sobre cemento, superó a Hans Kary, Richard Lewis, Jürgen Fassbender, Buster Mottram y no pudo disputar la final contra Björn Borg por lluvia). Aun así, solo cedió en el doble junto a Álvarez. La vuelta olímpica y el profundo abrazo de los dos jugadores en el court central marcó un giro fundamental.
Esa serie se convirtió en la bisagra hacia un capítulo diferente. Como una ley no escrita, el exitoso binomio Fillol-Cornejo, prácticamente dominadores en el continente, dejó paso a la decantada realidad argentina de la mano de un jugador top como Vilas, acompañado magistralmente por Cano. El mismo capitán chileno, Luis Ayala, declaró a los medios luego de la caída: “Estos muchachos terminan un brillante ciclo para Chile”.
En las tribunas también se “destapó” una hinchada muy particular, con una futura estrella al mando, bandera argentina en mano: el juvenil José Luis Clerc, el mismo que apenas tres años más tarde alzó sus brazos al cielo al derrotar al mejor del mundo, John McEnroe, en el mismo escenario. Se hicieron notar e incluso fueron advertidos airadamente por un dirigente de la Asociación Argentina de Tenis, quien llegó a enviarles un policía vestido de civil para que los controlara. No sirvió de mucho: el espíritu copero ya era irreversible y buena parte del triunfo, según los mismos jugadores, se debió a ese incondicional y sostenido apoyo. No era una barra desubicada o agresiva y por eso resultó mal visto que aquel directivo los intentara callar en uno de los cambios de lado, retándolos y sugiriéndoles que calmaran sus ímpetus.
El árbitro general, el chileno Marcelo Taverne, quien luego también estuvo en las semifinales contra Australia, poco pudo hacer para frenarlos. Al respecto, el preparador físico Miguel Angel Iloro, por entonces colaborador del equipo, lo recordó así: “Después del primer día, en los medios apareció la palabra de Enrique Morea, criticando seriamente y con dureza el bullicio de aquella barra. En la siguiente jornada el público se comportó a la ‘antigua’ y la serie parecía complicarse. Entonces, Guillermo (Vilas), que estaba en el vestuario, escribió en un papel: ‘Si no gritan, hoy perdemos’, palabras más, palabras menos, y lo firmó. Me lo entregó y me pidió que lo llevara hasta el codo para hacerlo circular entre los que estaban en la tribuna. La reacción fue inmediata, comenzando un aliento conmovedor. Finalmente se ganó el partido y la esquela hasta se publicó en El Gráfico, ya que volvió a mi poder”, aseguró.
El siguiente capítulo, la final de la Zona Americana, prevista entre el 29 y 30 de abril y el 1º de mayo en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, era para tomar con recaudos. La primera buena noticia para los locales llegó desde los Estados Unidos: ni Jimmy Connors, ni Harold Solomon ni Eddie Dibbs bajarían a Sudamérica por diferentes razones. Eso facilitó las cosas. Furlong debía ingeniárselas para que su equipo consiguiera el tercer punto, pues descontaba que Vilas (3º del mundo) le ganaría a cualquiera que estuviera enfrente. De nuevo, confió en Cano, Álvarez y el apoyo del juvenil Fernando Dalla Fontana. Con aquellas ausencias se comenzó a bocetar la estrategia: imaginando el aporte de Vilas, resultaba imposible pensar en obtener el doble ya que la pareja visitante -Fred McNair y Sherwood Stewart- era de lo mejor del circuito. Y allí apareció la figura de Cano y el trabajo en conjunto que tuvo su premio: derrotó a Dick Stockton, 12º del ranking mundial, por 3-6, 6-4, 8-6 y 6-4 en el primer encuentro del viernes.
Todos sabían que significaba algo así como un match point adelantado a favor del seleccionado local. “Si bien fue una grata sorpresa para todos nosotros -se entusiasmó Furlong mirando hacia atrás en el tiempo-, ese triunfo tenía un sustento previo. Conversamos largamente con Richard porque no lo habíamos visto bien de arriba al estadounidense, como cuando pegaba el smash. En los entrenamientos estaba muy errático. Pensábamos que tenía algún problema en el hombro o algo así. Y como era un jugador de ataque, la táctica que armamos fue, antes que pasarlo por los costados, tirarle abajo y luego globos, muchos globos. Y en el partido pegó pésimo y Cano terminó ganando relativamente cómodo”.
Después de un comienzo lento y nervioso, donde Stockton desplegó su juego, con saque y volea constante, el argentino se ordenó, jugó más profundo y mantuvo al estadounidense en el fondo. Lo obligó a correr de un lado al otro y eso melló su resistencia: terminó con calambres en su pierna izquierda. Como dato curioso, vale recordar un gesto de Cano: en el cuarto set, cuando impartía un monólogo tenístico, concedió dos pelotas más a Stockton luego de hablar con el umpire del encuentro, Martín de Gainza (h). Es que un espectador molestó al correcto visitante y “Richard” mostró su fairplay.
• Invasión de público tras el triunfo de Vilas contra Stockton en 1977.
Cano lo resumió de esta manera: “Stockton me había ganado hacía un mes en Palm Springs, sobre cemento, muy fácil, por 6-3 y 6-1. De cara al match no era un buen antecedente ya que, además, lo hizo en la primera rueda. Encima, el sorteo determinó que nos enfrentáramos en la apertura del viernes. Él comenzó con todo, atacándome por todos lados sin darme ritmo, el que yo necesitaba para compensar su ofensiva. Me ganó 6-3 el primer set y en el segundo creo que él estaba 3-1. De pronto, en un cambio de lado, Furlong me dio una información muy precisa: que lo pase siempre con globos porque había percibido que no estaba bien físicamente. Desde ese instante cambió el partido, tomé confianza y terminé ganando en cuatro sets”.
En el segundo punto, Vilas no le dio ninguna oportunidad a Brian Gottfried, en ese momento Nº 5 del mundo. Una tarea demoledora, precisa, que acorraló al luego finalista de Roland Garros. Aplicó abundante topspin para imposibilitar la ofensiva de un rival desmoralizado, que pegó todo el encuentro en puntas de pie y que apenas soportó un set, el primero. Se rindió en los otros dos, sin respuestas frente a semejante defensa. Fue 6-4, 6-0 y 6-2, catalogado por el mismo Vilas como “Mi mejor partido en Buenos Aires”. La proeza se estaba dibujando.
Para el sábado y luego de una reunión entre el profesor Juan Carlos Belfonte, Furlong y los jugadores, decidieron sacar a Vilas del doble para que estuviera en plenas condiciones para su compromiso con Stockton, principalmente por una molestia en su brazo izquierdo. Cano y Álvarez perdieron por 6-3, 6-3 y 6-3 con una dupla experimentada y contundente. Desde cualquier sector de la tribuna se podía observar al capitán estadounidense, Tony Trabert, conocedor de tácticas, anotando cada falencia de los argentinos en una libreta. Sus conclusiones las aplicó el tercer día. Quizás por esa razón, Stockton realizó un trabajo perfecto contra Vilas en el primer set, que ganó por 7-5, pero la tarea demoledora del argentino -que tenía un destino claro, el físico de Stockton- causó estragos.
No hubo sorpresa y, en terreno propio, Vilas no dio respiro y materializó el punto que restaba: “game, set y match Argentina, por 5-7, 6-2, 6-2 y 6-2” cantó el juez de silla, Carlos Lynch. Fue el disparador para el festejo masivo y el de Vilas en particular, quien no paró de saltar por el trajinado y querido court central del Buenos Aires aquella fría tarde del domingo 1º de mayo de 1977.
Dos de los periodistas estadounidenses que nos visitaron, Bud Collins, de la revista World Tennis y del Boston Globe, y Walter Bingham, de Sports Illustrated, no salieron de su asombro por la contagiante expresión del público y confesaron que se emocionaron a pesar de la derrota de su país. En el palco oficial estuvo el dictador Jorge Rafael Videla, sin que muchos supieran la trama negra que el mandatario, integrante de la Junta de Comandantes, estaba llevando a cabo junto a Eduardo Emilio Massera y Orlando R. Agosti.
• Otro ángulo del final del encuentro entre Vilas y Stockton.
¿Cómo terminó todo? Con una victoria de Gottfried contra Cano por 7-5, 7-5 y 6-0. Aunque estuviera definido, en general se respetaba jugar al mejor de cinco sets y Cano lo hizo desconcentrado: es que previamente, en el vestuario, la alegría no tuvo fin y la botella gigante de sidra hizo el resto. Todo resultó perfecto en lo deportivo, pero con un cauteloso bajo perfil de cara a las semifinales mundiales contra Australia. “El festejo fue normal -observó Furlong- porque también corrían otros tiempos. Si se quiere, era más familiar. Algunas veces íbamos todos a cenar a casa o a la de otro; hacíamos reuniones previas acerca de la siguiente Copa Davis. Ahora es superprofesional y me parece bien porque el tenis evolucionó en muchos aspectos. Teníamos que ordenar las vivencias y ver la forma de ganarles a los australianos cuatro meses más tarde. Ese fue, hasta entonces, el triunfo más importante para el tenis argentino y lo disfrutamos hasta las lágrimas”.
En los Estados Unidos la derrota causó gran revuelo. El capitán disparó, apenas llegó a su país, todos los dardos hacia los que se negaron a jugar. Connors argumentó que debía cumplir un contrato con el Caesar’s Palace de Las Vegas y con la WCT, Dibbs, quien se había comprometido a viajar a Buenos Aires, prefirió prepararse para un torneo de dobles, y Solomon, especialista en canchas lentas como Dibbs, tuvo una infección glandular de amígdalas y tuvo que guardar reposo. En definitiva, Trabert sabía que la serie se había complicado sobremanera.
Había llamado a Stockton, quien no estaba muy bien de la espalda, y a Gottfried. Pero sus cartas para polvo de ladrillo eran Dibbs y Solomon. El presidente de la USTA (Asociación de Tenis de los Estados Unidos), W. E. Hester, también se ofuscó: “Queríamos que Connors jugara”. Jimbo arrastraba malos antecedentes con el anterior capitán, Dennis Ralston, y no quiso formar en 1975. Cuando regresó al equipo, un año después, perdió con el mexicano Raúl Ramírez. Necesitaban imperiosamente cambiar el rumbo en la Copa Davis, venían de derrotas consecutivas siendo la mayor potencia mundial. En 1974 cedieron con los colombianos por 4-1 en Bogotá, en 1975, con los mexicanos en Palm Springs por 3-2, en 1976, otra vez contra México 3-2, y en 1977 con los argentinos. Recién se recuperaron en 1978, cuando superaron a Sudáfrica, Chile, Suecia y a Gran Bretaña en la final mundial, para repetir en 1979.
Cuestión de plata
La recaudación de la edición de Copa Davis contra los Estados Unidos, según cifras emitidas por la AAT en su momento, dejó un saldo de 31.000.000 de pesos ley 18.188 (unos 84.000 dólares estadounidenses al cambio de la época), producto de las 12.000 entradas vendidas (4.000 abonos diarios) y otras 300 por jornada que se expendieron en el mismo predio. El 10% fue para las arcas de la Federación Internacional de Tenis; 600 dólares tuvieron como destino los costos de alojamiento y estadía del equipo visitante además de 1.000 dólares para sus viáticos y otros 2.000 para el conjunto local; un 60% del remanente cubrió gastos organizativos y el resto se dividió en partes iguales entre los dos países.
Resultados
1977
Zona Americana - 1º rueda
Argentina a Ecuador 4-1
Buenos Aires Lawn Tennis Club - Buenos Aires, Argentina, polvo de ladrillo
Jugado en 1976: 12-14 noviembre (corresponde a Copa Davis 1977)
Ricardo Cano a Ricardo Ycaza (ECU) 6-3, 3-6, 6-1 y 6-2
Fernando Dalla Fontana a Miguel Olvera (ECU) 5-7, 8-6, 6-1 y 6-4
Cano/José Luis Clerc a Ycaza/Colón Núñez (ECU) 6-3, 3-6, 8-6 y 6-2
Clerc a Núñez 6-3, 6-1 y 6-1
Ycaza a Dalla Fontana 3-6, 0-6, 6-3, 12-10 y 6-4
Zona Americana - Cuartos de final
Argentina a Brasil 3-2
San Pablo, Brasil, polvo de ladrillo. Jugado en 1976: 17-19 de diciembre
(corresponde a Copa Davis 1977)
Thomaz Koch (BRA) a Ricardo Cano 3-6, 7-5, 6-4 y 6-1
Guillermo Vilas a Carlos Kirmayr (BRA) 10-8, 6-1 y abandono
Koch/Kirmayr a Vilas/Elio Álvarez 7-5, 6-4, 4-6 y 6-4
Vilas a Koch 4-6, 6-1, 6-2 y 6-4
Cano a Kirmayr 3-6, 6-2, 6-0 y 6-0
Zona Americana - Semifinales
Argentina a Chile 4-1
Buenos Aires Lawn Tennis Club - Buenos Aires, Argentina, polvo de ladrillo
18-20 de marzo 1977
Ricardo Cano a Patricio Cornejo (CHI) 8-6, 3-6, 6-4, 6-8 y 6-2
Guillermo Vilas a Jaime Fillol (CHI) 8-6, 3-6, 6-2 y 6-3
Cornejo/Fillol a Vilas/Elio Álvarez 6-3, 6-0 y 10-8
Cano a Fillol 6-4, 6-4 y 6-4
Vilas a Cornejo 6-1, 6-1 y 6-3
Zona Americana - Final
Argentina a Estados Unidos 3-2
Buenos Aires Lawn Tennis Club - Buenos Aires, Argentina, polvo de ladrillo
29 de abril-1º de mayo 1977
Ricardo Cano a Dick Stockton (EE. UU.) 3-6, 6-4, 8-6 y 6-4
Guillermo Vilas a Brian Gottfried (EE. UU.) 6-4, 6-0 y 6-2
Fred McNair/Sherwood Stewart (EE. UU.) a Cano/Elio Álvarez 6-3, 6-3 y 6-3
Vilas a Stockton 5-7, 6-2, 6-2 y 6-2
Gottfried a Cano 7-5, 7-5 y 6-0
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Fotos: revista El Gráfico / Diario Clarín / Archivos EP Press
* Datos de la tetralogía Historia del Tenis en la Argentina (Andersen/Puppo)