Pro Shop: "Los profesionales utilizan decenas de variables"
#133. Los especialistas argentinos en encordados, balances, grips y personalización de raquetas (Parte 2, Claudio Montenegro)
• Claudio Montenegro en Moscú, durante la serie de Copa Davis entre el seleccionado argentino y el ruso, por las semifinales mundiales 2002.
Artículo #133
Desde su tradicional “Pro Shop”
"Los profesionales utilizan decenas de variables”
Por Claudio Montenegro *
Tal vez, no todos los amantes del tenis sepan que es imposible que una raqueta llegue a las manos de un tenista, cualquiera sea su nivel, con características idénticas a otra. Simplemente porque hay muchas líneas de fabricación y, a pesar de la serialización, no son exactas. Ese es el motivo principal que empuja a los profesionales a buscar hasta el mínimo detalle para llevarla a su optimización y no sentir diferencias cuando rompen un encordado y deben cambiarla.
Existen las técnicas de personalización que potencia el rendimiento de las raquetas, las que comencé a realizar en 1989 por pedido de Guillermo Vilas, que es un perfeccionista. Es para imitar todo lo que hizo con las raquetas; con él aprendí muchísimo. Por ejemplo, usaba la más pesada del circuito, que superaba los 400 gramos, y la manejaba tan bien que siempre parecía que sus tiros se irían por metros y bajaban en las líneas. ¿El secreto?: estaba balanceada y encordada con sus indicaciones y eso hacía que desarrollara su mejor tenis.
Existen como veinte variantes en los cambios que se les puede aplicar a una raqueta, pero en general se toca el peso, el balance y algunos jugadores tienen su propio molde para el grip. Nosotros lo creamos, lo inyectamos y eso otorga precisión para que todos sean iguales. Es un proceso fundamental en la personalización. También se redondean las aristas para matar los cantos o se agrandan o achican de a pares; se reemplaza el grip blando de fábrica por otro de cuero como en el caso de Nalbandian, Coria, Arnold Ker, Lobo, Hood, Cañas, etc. que les gustaba de esa manera.
• Con Guillermo Vilas en 2011, buscando optimizar los balances.
De todas formas, ellos variaban bastante, de acuerdo a cómo percibían la raqueta en cada momento o luego de una pretemporada sintiéndose más fuertes, etc. Cuando trabajamos con Franco Squillari –tras una recomendación de Vilas luego de pelotear con él en Polonia–, se le puso más peso en la cabeza de su raqueta y la sintió mejor. Franco quería que la pelota le avanzara un poco más y es indudable que mejoró su rendimiento.
También es posible acortar las raquetas si es necesario y por expreso pedido del jugador vamos buscando el largo ideal. Se corta con una sierra especial y se termina a mano con una lima, controlando con calibre en forma constante para llegar a la extensión ideal. La fabricación de una raqueta, como dijimos, es por un proceso industrial, entonces, con mi equipo, nos hacemos cargo del proceso artesanal para que no tengan diferencias unas de otras, ni siquiera de un gramo. Es algo que no podría hacerse en una fábrica. Una vez, un representante de una de las cuatro grandes marcas con base en los Estados Unidos, me aseguró que se fundirían si tuvieran que hacer el “tailoring” o calibrado personal a cada uno de sus jugadores.
El cambio más común es el balanceo: se le agrega o se le quita peso para igualar dos o más raquetas. De fábrica vienen generalmente con una indicación de diferencia de más o menos gramos. De acuerdo a cada tenista, el punto de equilibrio será más hacia la cabeza o hacia el grip. Agregándole peso arriba, la raqueta es más estable en el momento del impacto, sobre todo si está colocado en el tercio del medio; al tener más masa, la pelota se aplasta más y cubre más superficie logrando mayor efecto. Poco a poco todos los jugadores se dan cuenta de esta necesidad, en especial los juveniles cuando pasan al profesionalismo. Cuando no saben bien qué quieren, organizamos testeos o clínicas de raquetas. Y esto sirve para cualquier nivel, como jugadores de club, veteranos, etc. En poco más de una hora y media en la cancha se prueban raquetas y grips para encontrar el ideal de cada uno. Luego se decide el cambio: inyectar el grip, agrandar, achicar, balancear, etc.
El peso adecuado protegerá sin dudas al brazo y logrará llevar a la práctica el mejor tenis que uno pueda generar. Con esto se obtiene una expansión del sweet spot –área ideal de pegada– e incrementa la estabilidad que provee el peso perimetral.
• Montenegro en una visita a la fábrica de raquetas Head.
Aunque cueste creerlo, las quejas que recibimos de jugadores de fin de semana son muy parecidas a las de los profesionales. Por ejemplo, falta de potencia o de control o tendencia de la raqueta a girar en la mano y crear dolor de codo y hombro. Con las máquinas electrónicas de última generación y los “toques” justos, se soluciona. Muchos culpan a sus raquetas por un mal tiro y las rompen contra el piso, es muy común en todos los niveles. Eso parecería servir para bajar el nivel de estrés, tanto por presión del juego en sí o por problemas personales en el caso de los aficionados, pero muchos profesionales se cansaron de romper raquetas, como el croata Goran Ivanisevic –quien tuvo que abandonar un partido del circuito porque no le quedaron más sanas– o el ruso Marat Safin, quien en un año rompió cuarenta…
En cuanto a la duración del encordado, no existen reglas fijas porque son muchas variables que se involucran, como el tipo de raqueta, de cuerda, si se juega seguido, cómo se le pega a la pelota, en qué superficie, el estilo de juego, etc. Una raqueta rígida provoca mayor desgaste del encordado que una flexible, ya que por falta de torsión hace que la cuerda trabaje más. Un profesional, de promedio, encuerda cada cinco horas de uso. Un amateur debería hacerlo cada 30 horas aproximadamente. Claro que existen excepciones. Una muy curiosa nos toca de cerca, como la raqueta de Lucas Arnold Ker en el famoso partido frente a Rusia por las semifinales de la Copa Davis 2002, que duró 6h 20m (N. de la R.: junto a David Nalbandian vencieron a Marat Safin y Yevgeny Kafelnikov por 6-4, 6-4, 5-7, 3-6 y 19-17). En la previa pasamos por diferentes tensiones hasta dar con la justa, la que él sentía bien esa mañana antes del match, costó mucho encontrarla. Lo increíble fue que una vez que la tuvo en sus manos, entró al partido que fue récord histórico de duración y... ¡nunca cortó el encordado! La usó los cinco sets y casi siete horas con peloteo incluido... La encordamos con cuerda de 1,28 milímetros y a 50 libras.
Los profesionales, en general, prefieren una cama de cuerdas muy cerrada. En el caso de Lucas, usaba una Wilson con 18 cuerdas largas por 20 cortas. Entonces los cuadraditos son muy chicos y la tensión de 50 libras queda mucho más tensa que en otra raqueta de, por ejemplo, 16 cuerdas verticales y 60 libras. Siempre es bueno recordar que a mayor tensión se logra más control y a menor tensión mayor potencia. Fue una gran experiencia ir a Rusia, porque los chicos no tenían confianza en los encordadores locales y era riesgoso depender de ellos: si se cortan las cuerdas en un momento definitorio la prioridad siempre la tienen los jugadores locales.
Obviamente hemos vivido cientos de situaciones anecdóticas referidas a las raquetas. Pablo Albano, por ejemplo, usaba muchísima tela adhesiva en el talón del grip como lo hacía el ruso Yevgeny Kafelnikov, para que no se le escape la raqueta de la mano; Martín Stringari nos pedía que le dejáramos el marco redondo pero a través de la tensión. Se ve que alguna vez se la encordaron mal y se deformó el marco y le gustó cómo sentía a la pelota. ¿Cómo lo hacíamos? En las cuerdas largas, las verticales, dejábamos más separación para que la máquina de encordar no haga tope y la raqueta bajara a lo largo unos 4 milímetros para sufrir la deformación; con Gabriela Sabatini siempre fue un placer trabajar, le hicimos la primera raqueta que utilizó con tripa natural, creo que fue en 1994, luego de entrenar con Vilas. Ella balanceaba en los Estados Unidos, con Jay Scheiwd, pero a partir de tener a Guillermo ayudándola le variamos varias veces las raquetas; con José Luis Clerc, cuando estaba en Miami, le mandamos dos raquetas de las que usaba antes, que conseguimos nuevas, porque ya no se fabricaban; se la hicimos con su peso de 382 gramos y balance 33, con una cuerda de poliéster de 1,20 milímetros, encordada a 62 libras, pautas que todavía servían en el máximo nivel de exigencia de un jugador profesional.
* El argentino Claudio Montenegro, titular de Pro Shop, se convirtió, a partir de 1989, en un especialista del tema y a él recurrieron los mejores jugadores del país y muchos del exterior por sus técnicas de personalización, potenciando el rendimiento de las raquetas. Fue el primero en viajar junto a un equipo de Copa Davis de nuestro país, a Moscú, en 2002, en una iniciativa inédita de la Asociación Argentina de Tenis. Columna escrita en 2011 para la tetralogía "Historia del Tenis en la Argentina" (Andersen/Puppo).
Ejemplos concretos de tenistas exitosos
Por Claudio Montenegro
Guillermo Vilas fue el que comenzó el camino en estas cuestiones; se transformó en el tenista que más conocimiento tuvo sobre adaptación de raquetas. Con solo empuñarla, siempre supo qué le faltaba o qué le sobraba. Ayudó a muchos chicos argentinos a mejorarlas. Estuvo en contacto permanente con la fábrica Head y ayudó a desarrollar todos los modelos, como en su momento la famosa Head Vilas. Nosotros, por ejemplo, medíamos los balances, él los mandaba a Austria, y allí continuaban con la investigación.Gastón Gaudio es uno de los pocos tenistas que jugaba con una raqueta pesada, de 390 gramos, desde juveniles. El otro fue Pete Sampras. Gastón pegaba con más peso y el balance lo tenía hacia el grip, por eso manejó bien la red. También usaba plomo debajo del bumper, el plástico que está en la cabeza de la raqueta y cuerda de 1,30 milímetros. Lucas Arnold Ker utilizó una raqueta más larga (2,5 centímetros) al igual que Cañas, y siempre fue uno de los más exigentes con su herramienta. Sus grips tenían un tratamiento especial, que no se ve mucho en el circuito: no soportaba los cantos y prácticamente era redondo. Le limábamos todas las aristas, como también lo hicimos con Luis Horna (Nº 1 de Perú), a quien el grip le lastimaba la mano, le sacaba ampollas. Lucas usaba 50 libras en una cuerda de 1,28 mm.
David Nalbandian usó un peso adicional a su raqueta desde la época de juveniles. Recuerdo que en 1998 su servicio aumentó más de 20 km por esa razón. Un detalle de sus grips: reemplazamos los sintéticos por los de cuero y arriba colocamos el cubregrip. Es uno de los que encordó con más tensión entre los argentinos: 64 libras para una cuerda de 1,30 mm. Juan Ignacio Chela probó muchas variantes cuando estuvo parado por su problema con la ATP. Lo aprovechó para trabajar en sus raquetas días y días buscando el peso ideal. Usaba una raqueta más larga que las normales con cuerdas de poliéster de 1,30 milímetros. También le pusimos plomo a los costados del marco.
En un momento, Mariano Zabaleta estaba muy preocupado porque no se sentía cómodo con su raqueta, no ganaba partidos que debía ganar, etc. Pidió que le acortáramos un marco. Fue a probarla e hizo un entrenamiento fabuloso. No salía de su asombro. Se las hicimos todas iguales y llegó a los cuartos de final del US Open; estaba sumamente contento con el cambio. Guillermo Cañas utilizó su propio molde de grip. Nos trajo uno que le gustaba y se lo desarrollamos idéntico. Luego, cada vez que renovaba sus modelos de raqueta, le hacíamos los mangos a su medida. Es uno de los que menos tensión utilizó, sólo 48 1/2 libras para una cuerda 1,20, la más fina de poliéster. Antes de cortar la cuerda siempre cambió la raqueta, al sentir que la tensión comenzaba a bajar. Usaba un grip de cuero con un antideslizante muy fino arriba.
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Fotos: gentileza Montenegro / Archivo Puppo
Gracias por el comentario Juan Martín, así es, en esos niveles todo cuenta realmente. Un abrazoo.
Buenísimo! En el deporte de elite cada detalle cuenta y puede inclinar el resultado para un lado u otro, así que estos "detalles" para la mayoría o el espectador se vuelven fundamentales.