Primera controversia en el equipo argentino
El seleccionado de Copa Davis en 1923 y su viaje a Suiza
• John A. Gibson (primer capitán del equipo argentino de Copa Davis), Alfredo Villegas, Guillermo Robson y Ronald Boyd (sentado en el medio) en 1923, antes de la primera participación en la competencia.
Diferentes opiniones generó la designación del equipo que viajó a Ginebra para disputar la segunda rueda de la Zona Europa de 1923, que fue la primera serie jugada por la Argentina en Copa Davis. El tratamiento periodístico tuvo estrecha relación al reconocimiento popular que iba ganando el tenis y sus jugadores. Uno de los medios no estrictamente deportivos que agudizó su visión sobre el tema fue el vespertino Última Hora, fundado y dirigido por el periodista Calixto Villagra, que dedicaba sus páginas al fútbol, al turf y a la crónica teatral. Publicó un crítico análisis meses antes del debut.
El texto completo del artículo, aparecido el viernes 30 de marzo de 1923 en aquel diario, es el siguiente:
“Si el nombramiento de los aficionados que representarán a la Argentina en los concursos de la Copa Davis había originado comentarios desfavorables en el ambiente deportivo, éstos se han hecho más vibrantes al conocerse las razones expuestas a uno de nuestros cronistas por el señor John Gibson, presidente de la entidad que dirige el tenis en nuestro país. En efecto, el señor Gibson comenzó diciendo que reconocía que la chance de nuestros representantes era muy limitada y que, por ello, al hacer la selección de jugadores, se había tenido en cuenta el juego de los aficionados y la edad de los mismos, pues los más jóvenes eran los más indicados para asimilar sabias enseñanzas y luego volcarlas en nuestras canchas, propendiendo de esta manera al perfeccionamiento del juego en nuestro país”.
“Como puede apreciarse, la teoría sostenida por la Asociación es realmente sorprendente. A un certamen de esta naturaleza, que es el más importante que se realiza en el mundo, debe mandarse los aficionados que se hayan clasificado como los más aptos y competentes y nunca se debió pensar que la edad de los mismos pueda justificar su inclusión. Vamos a demostrar que, aún realizando las designaciones de acuerdo con esta teoría, ha primado en el seno de la comisión un criterio confuso y diametralmente opuesto, pues mientras que para los aficionados Caminos y Boyd, que tienen 19 años, se ha tenido en cuenta para su inclusión en el equipo la probabilidad de que estos puedan sacar grandes provechos de los partidos a realizarse, para el restante, o sea, Villegas, solo se considera la efectividad de su juego y mal podría creerse que este jugador, de 29 años, que practica el deporte desde hace alrededor de 15, y que precisamente aprendió a jugar en el extranjero, pueda adquirir nuevos conocimientos. Salta, pues, a la vista, que no ha existido la imparcialidad necesaria en los miembros de la A. A. de L. T. aun aceptando su fantástica teoría”.
“Manifiesta luego el señor Gibson que en los partidos de singles actuará Boyd, a quien conceptúa como uno de los mejores aficionados y, sobre todo, con excepcionales condiciones naturales. El señor Presidente de la Asociación estará enterado de que, en la Copa Davis, el equipo de cada país está formado por dos jugadores de singles y una pareja de dobles, jugándose, por lo tanto, en cada match, cuatro partidos individuales y uno solo de dobles, siendo innecesario precisar la responsabilidad que, en los primeros, pesa para obtener el triunfo. Ahora preguntamos: ¿cuál de los otros dos aficionados jugará el otro singles?”
• Ronaldo Boyd formó parte del primer equipo argentino de Copa Davis.
“Villegas no reúne los suficientes títulos para ocupar tal puesto, y los que siguen el desarrollo del deporte saben muy bien que este jugador, por la característica de su juego, pierde toda su eficacia en esta clase de juegos y para corroborar esta afirmación, desde 1915, en que llegó de Europa y comenzó a actuar en nuestros ‘courts’ no ha podido ganar un solo campeonato individual, habiendo sido vencido en múltiples ocasiones por Knight, Hortal y Morea. Y queda Caminos, pero tampoco podemos depositar plena confianza en él, pues si bien es cierto que sus últimas actuaciones han sido muy buenas, en partidos individuales no ha llegado a destacarse y hasta fue vencido por jugadores de segunda categoría. Esto ocurrió en el campeonato Ciudad de Buenos Aires de 1922, donde fue derrotado por R. Kuhlenshnidt. Quiere decir que el equipo nombrado por la A. A. de L. T. es incompleto, ya que, según el mismo presidente de dicha entidad, manifiesta que Boyd es el único que intervendrá en los partidos individuales”.
“En las manifestaciones posteriores agregaba el señor Gibson que había tenido en cuenta al aficionado Carlos Morea, quien se trasladará a Europa en viaje de bodas, pero que no puede contar con su seguro concurso, pues no se sabe si llegará con oportunidad para poder intervenir. No podemos comprender cómo se ha tenido en cuenta la edad de los jugadores y se ha pensado en la inclusión de este aficionado que tiene 28 años, y no se ha pensado, por ejemplo, en Hortal, que en la actualidad tiene 22 y cuya actuación descollante le ha permitido imponerse en trece partidos de los catorce que jugó contra Morea. Además, Hortal ha formado parte de los equipos que obtuvieron los campeonatos de Sud América por la Copa Mitre en los dos años que se ha disputado, y en las Olimpíadas Latino-Americanas del Brasil constituyó uno de los puntos destacados del equipo que nos representó”.
• En la previa del viaje a Ginebra varios medios argentinos (aquí La Razón) publicaron su opinión sobre el debut del equipo nacional en la Copa Davis.
“Con respecto a las declaraciones que el señor Gibson hiciera del aficionado Robson, que será incluido como suplente, consideramos esta designación como la prueba más concluyente del erróneo concepto que los miembros del consejo de la A. A. de L. T. tienen de estas cuestiones. Robson es considerado como un jugador de porvenir, pero hasta el instante nada hizo en el deporte que pueda justificar su inclusión. Basta recordar que en las Olimpíadas realizadas en Río de Janeiro formando pareja con Boyd, en el partido de dobles contra la pareja más débil del equipo brasileño, formada por Maceio Muñoz y Assumpeao, su actuación fue tan deficiente que en el segundo encuentro fue suplido por Hortal, quien solo estaba designado para actuar en partidos de singles”.
“Todo lo que hemos expuesto no solamente es nuestra opinión, sino que es el fiel reflejo del punto de vista de gran número de nuestros aficionados. Para designar nuestros representantes nunca se debió apelar al procedimiento usado en esta oportunidad por las autoridades de la A. A. de L. T. El sistema de la selección entendemos que es el medio más eficaz y seguro para poder aquilatar los auténticos medios de cada aficionado. Y por último, nunca se debió elegir un equipo para 'que vaya a aprender' a un torneo tan magno. Si se tiene interés en que el deporte se perfeccione, debe llevarse a la práctica el proyecto que el señor Gibson cree factible, que es el de traer a nuestro país jugadores de sólidos prestigios y consagrados, pero es grave riesgo enviar tenistas con el objeto de que asimilen enseñanzas...”.
• Carlos Caminos también formó parte del primer seleccionado argentino.
Las impresiones de Boyd y Caminos
En la revista “American Lawn Tennis” se publicó un reportaje doble a Ronaldo Boyd y Carlos Caminos, en coincidencia con la primera participación del conjunto argentino en Copa Davis, en junio de 1923. El texto completo del artículo es el siguiente:
Caminos se dispone a hablar y manifiesta de primera intención: “Yo no sabía lo que era el tenis hasta que lo vi jugar en Wimbledon”.
¿Qué es entonces lo que jugamos en Buenos Aires?
Un tenis elegante en el que resulta frecuente y pintoresco errar muchas veces en cada set. Aquellos jugadores magníficos que asistieron al torneo poseen una sorprendente seguridad. Al frente de ellos, como maestros indiscutibles e imbatibles, figuran los estadounidenses W. M. Johnston y V. Richards, de quienes los europeos tienen mucho que aprender.
¿Cuáles son las características de esos jugadores?
En Richards lo más notable es su “fortísimo” saque. Su movimiento es tan veloz que no se advierte. Johnston no posee un servicio tan potente, pero sí admirablemente colocado. Todo cuanto pueda exigirse en el tenis, lo reúne la habilidad de estos campeones. No hemos visto a Tilden, pero por aquellos, juzgo que donde más desarrollado está el tenis es en los Estados Unidos.
¿Y en Inglaterra?
Creo que no tiene actualmente buenos jugadores. A. R. F. Kingscote y J. C. Parke están retirados del juego. Como recordarán los aficionados, el primero sostuvo una reñida lucha con Tilden, honrosa para él, a cinco sets.
¿Pueden compararse los ingleses a los jugadores argentinos?
Nosotros, me refiero a los que asistimos al campeonato de Wimbledon, abrigamos el convencimiento de que habríamos podido vencer a los ingleses si hubiésemos dispuesto de tiempo para nuestro entrenamientos. Este fue solo de dos semanas. Nos había sido necesario un mes para reponernos de las fatigas del viaje y habituarnos a jugar en las canchas de césped que allá se estilan, extrañas para nosotros, que nos hemos formado jugando en canchas duras. En un mes habríamos podido tomar parte en los torneos locales y conocido a los jugadores británicos, hallándonos así en disposición de hacer un brillante juego contra ellos. Pienso que habríamos obtenido más de una victoria. Además, creo que antes de jugar en Wimbledon debimos hacerlo en Suiza con el propósito de reforzar nuestro juego. ¡Desgraciadamente no lo hicimos!
• El semanario deportivo El Gráfico publicó una tapa con los cuatro representantes argentinos en la Copa Davis de 1923.
¿Todo fue hecho al revés?
(Caminos calla con discreción diplomática).
¿Qué opinión se ha formado de los jugadores suizos?
Estoy por afirmar que nosotros nos les parecemos. Los argentinos y los suizos están a la misma altura en tenis. No nos impresionaron en ningún momento. Ciertamente, no es en Suiza donde podemos aprender algo. También nos sorprendieron las canchas suizas. Estas son blancas y los reflejos del sol herían nuestros ojos. Después de los ingleses, siguen los franceses y los españoles, a quienes tuvimos ocasión de apreciar. Entre los primeros, como astro de primera magnitud se destaca Suzanne Lenglen. ¡Maravillosa jugadora! Ninguna de sus rivales pudo sacarle un set. Ahora bien, nosotros podemos decir que no la hemos visto... Porque la Lenglen jugó fácilmente. Sus rivales no la obligaron a esforzarse y ganó como quiso, tanto en singles como en dobles. Es muy diferente el juego de la campeona francesa del que nosotros nos figuramos juzgándola por las fotografías. En éstas aparece realizando verdaderas pruebas de acrobacia, saltos de bailarina, descubriendo las piernas. Probablemente se trate de fotografías artísticas, hechas para la exportación. La Lenglen no hace piruetas. En ningún instante vimos más de lo conveniente...
¿Consideran ustedes que han adelantado mucho alternando con jugadores yanquis?
Jugando con esos hombres solo procurábamos ganar, no era el momento de recibir lecciones. Nos proponemos hacer aquí el juego de ellos, practicar sus distintos tiros, en la esperanza de que el recuerdo nos ayude en la empresa.
Por su lado, Boyd comentó: “Los europeos son más ofensivos que nosotros, pero pocos tienen la sutileza de un Robson. Están habituados a jugar tanto en polvo de ladrillo como en césped. Y los estadounidenses se adaptan a cualquier superficie. Son precisos y se me ocurre que es el resultado de una dedicación casi plena al tenis. Esto es, entrenamiento superior. Lamentablemente los argentinos contamos con poca preparación con respecto a los extranjeros, y no es por falta de voluntad. Experimentamos las fatigas de los viajes mientras un Johnston, el as estadounidense, suele estar en el lugar del concurso un mes antes. Nosotros arribamos, en general, un par de días previos y así competimos, con un entrenamiento muy recargado en esos dos días. Jugamos extenuados y preocupados frente a la posición exultante de nuestros ocasionales rivales. Somos buenos atletas. En mi caso, se sabe que todas las mañanas hago footing en las canchas de rugby del Belgrano Athletic, de manera que la desventaja, tal vez, sea culpa de nuestros dirigentes que no ajustan el calendario para poder ponernos a la par de los demás. Algo más: nuestro entrenador en el Belgrano, John (Juan) de Meyier, nos imponía pegar el segundo saque con similar potencia que el primero... Y no todos los representantes argentinos lo hacen. Vislumbro que muy pronto vendrá al país un gran maestro, que aportará un gran beneficio a nuestro tenis”, aseguró.
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Fotos: Familia Gibson / Tetralogía Historia del Tenis en la Argentina