Los Nº 1 de la Argentina. William McNeill: un estadounidense, el mejor del país
#179. Lideró el ranking en 1943. Fue el único tenista extranjero en lograrlo.
Artículo #179
Resumen de la tetralogía Historia del Tenis en la Argentina (Andersen/Puppo)
William Donald McNeill
Un estadounidense, el mejor del ranking argentino
Por Roberto Andersen
La vida del tenista estadounidense William Donald McNeill está jalonada de episodios románticos y de circunstancias que, a través del tiempo, ha recortado en el horizonte de los recuerdos locales su singular figura: como jugador y como industrial sagaz y sentimental, capaz de jugarse el todo por el todo en los riesgos del amor. De todas maneras, no siempre fueron flores rutilantes lo que encontró en su ruta triunfal; le tocó conocer también la agridulce sensación de ciertos deberes irrenunciables. En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, fue destinado, en Buenos Aires, al desempeño del cargo de ayudante del agregado naval de su país. Permaneció entre nosotros hasta 1943, y se alejó para prestar servicio activo en la Marina.
Hay ocasiones, producto de la casualidad, que determinan causas fundamentales en el orden social, político, deportivo, etc. Dentro del ámbito tenístico nacional, la presencia del rubio número uno de los Estados Unidos, puede tomarse como un claro ejemplo demostrativo. Porque en verdad, su llegada respondió también a su compromiso, junto a otros tenistas estadounidenses (damas y caballeros) de primera línea, a participar en el Campeonato de la República de 1940. La estadía de McNeill en la Argentina determinó, al año siguiente, que otro gran jugador de la Unión –Jack Kramer– viniera para enfrentarlo en nuestras canchas. En un momento dado, Buenos Aires se constituyó en un foco de atracción para este deporte de carácter internacional, merced al conflicto bélico mundial.
Kramer versus McNeill representaba el encuentro por todos esperado. Los expertos en la materia, ante la no realización de torneos como Wimbledon y Roland Garros, dudaban acerca de quién merecía ser considerado primer tenista del mundo. Algunos se inclinaban por Bobby Riggs, varios por Kramer o McNeill. Claro está, que otros ases de la raqueta podrían pretender el sitial de privilegio, pero sin poder demostrarlo debido a los motivos señalados.
• Entrega de premios de uno de los cuatro títulos individuales del República que ganó McNeil durante su estadía en la Argentina.
El entusiasta público argentino iba a tener el privilegio de presenciar una lucha de contornos significativos. No faltó un medio periodístico que interpretara que Kramer había viajado a Buenos Aires exclusivamente para enfrentar a McNeill y dilucidar el pleito del liderazgo. Previo a la realización del República, y para que los tenistas extranjeros se pusieran a tono físicamente, se realizó una confrontación Argentina-Estados Unidos. Heraldo Weiss, en uno de los desempeños más brillantes que le hemos visto, cayó con Kramer por 1-6, 7-5 y 7-5. Frente a la sobresaliente actuación del argentino, McNeill le apuntó a su compatriota: “Ya te dije que aquí se juega muy buen tenis”. A lo que Kramer repuso: “Está visto, pero como somos superiores, yo seré finalista del República y el otro serás tú”. Y además sentenció: “Pero como tú estás algo ‘argentinizado’ por estar radicado en Buenos Aires, supongo que el ganador seré yo”. Y los dos rieron a rabiar.
• McNeil y Jack Kramer sentados en un cambio de lado del República de 1941. Si bien estaba prohibido, el umpire lo permitió debido a las altas temperaturas y la extensión del partido final. McNeil ganó por 6-2, 8-6, 0-6, 7-9 y 7-5.
Kramer no acertó del todo. Los dos iban a definir el campeonato, aunque el victorioso resultó McNeill, en un magnífico partido que se definió en el quinto set. Por primera vez en nuestros campeonatos, en la final de la prueba individual masculina del certamen de la República, se permitió a los contendientes sentarse en los cambios de lado, aunque es cierto que algo de esto había ocurrido en otra oportunidad: en ocasión de la visita que nos efectuó en 1939 Francisco “Pancho” Segura Cano, cuando en la final del Campeonato del Río de La Plata derrotó en cuatro ajustados sets a Lucilo del Castillo, el jugador ecuatoriano se sentó deliberadamente, pero fue advertido por el umpire.
Volviendo a la lucha decisiva del República de 1941, comenzó con un despliegue impecable de “Don” McNeill, con su accionar en los saques, drives, voleas y reveses, este último golpe ejecutado con académico y plástico estilo, a lo que sumó un cabal sentido de ubicuidad. Así, obtuvo los dos primeros sets pero la pelea se tornó ardua y llegaron al quinto. El comienzo de ese último set tuvo las mismas características de igualdad, aunque Kramer logró una ventaja de 3-1. McNeill contrarrestó después con jugadas desde el fondo y se puso 2-3, aunque agotado por el prolongado esfuerzo a que fue sometido. Empero, Kramer estaba también físicamente disminuido. Tras descansar, el más favorecido fue McNeill. En el 5 iguales la atmósfera en el estadio estaba caldeada y McNeill logró mantener en el fondo a su rival con una constante ofensiva de tiros bien ubicados en los ángulos y se adjudicó el último set por 7-5. El ganador saludó al público mostrando una pequeña botella de un refresco mundialmente conocido y que, con los años, se expandió hasta en la Unión Soviética y también en la China...
Alejado de su patria por razones muy justificadas, cruzaba permanente correspondencia con su novia, la patinadora sobre hielo Helen Hull Hyde, residente en Searingtown, Long Island. En muchas de las misivas señalaba su deseo de que Helen tomase un avión para casarse lo antes posible en Buenos Aires. Le expresaba que se había convertido en un industrial y que podía sostener un hogar. En efecto, involucrado en el proceso comercial, ¡había logrado introducir el famoso refresco en la Argentina! Helen se reunió aquí con William, y a la ceremonia religiosa asistieron muchos tenistas argentinos a quienes consideraba amigos.
McNeill, que residió y compitió en el país desde 1940 hasta fines de 1943, fue el primer tenista extranjero que ocupó el Nº 1 en el ranking nacional. La consagración se registró ese último año.
Una de las anécdotas que pintan la extravagancia del gran jugador surge de los libros del Hurlingham Club: para la edición del Campeonato Argentino sobre Césped de 1943, McNeil -que sólo jugó dobles, por la “Copa Southampton”- en el afán de llegar a tiempo para su partido apareció en el club en su propio avión, un Piper Club, que guardaba en el Club de Tortugas. Después de su triunfo recibió la reprimenda del presidente del Hurlingham por haber aterrizado sin la debida autorización...
Regresando a Segura Cano, llegó por primera vez a nuestras playas en 1939 y volvió –siempre en condición de aficionado- en 1943. McNeill sabía de las calidades competitivas de “Pancho” y dijo entonces que no estaba convenientemente entrenado, ya que muy pronto iba a alejarse de la Argentina, pues había sido citado para prestar servicio militar activo. Su deseo era dejar bien asentado su prestigio de campeón ante la nación donde estaba “aquerenciado”. Y la sombra de Segura Cano le preocupaba.
Decidió solicitar al profesor francés Robert Ramillon su apoyo, tanto en la preparación física como técnica. Finalmente, Segura Cano y McNeill clasificaron para el encuentro definitivo del República. El ecuatoriano se apersonó al estadounidense y le propuso un desafío bajo la condición de disputar una bolsa importante de dólares, condición que inicialmente McNeill no aceptó. Pero la insistencia del centroamericano fue tan reiterada que terminó por dar el sí. Al fin de cuentas, el “local” obtuvo la victoria por 6-4, 6-1, 5-7 y 6-3.
• Oscar González Bonorino (izquierda) lo venció en el Campeonato Argentino de 1943. Fue la única derrota oficial del estadounidense en el país.
Aparte de los cuatro campeonatos de la República consecutivos en que intervino –y que ganó-, McNeill inscribió su apellido en el Río de la Plata de 1943 y se despidió jugando en el Campeonato Argentino, también ese año, pero sorpresivamente sin éxito. ¿Qué sucedió? La eclosión se dio en la primera rueda: de entrada nomás, Oscar González Bonorino, el jugador del Olivos Tenis Club, lo batió por 6-1 y 10-8, constituyéndose en el único tenista del mundo que logró derrotarlo en el curso de casi cuatro años, mientras el estadounidense permaneció en nuestro medio. Una hazaña que ni el célebre Jack Kramer pudo lograr.
Nacido en Oklahoma, Estados Unidos, el 30 de abril de 1918, McNeill conquistó los títulos de Roland Garros en singles (derrotó a Bobby Riggs en sets corridos) y en doble caballeros (1939), y los de su país en 1940 (singles, también a Riggs en la final, en cinco sets), 1944 (doble caballeros) y doble mixto (1946). Fue inducido al Hall of Fame del tenis internacional en 1965 y falleció el 28 de noviembre de 1996 en Vero Beach, Florida, Estados Unidos.
Ficha
• Estadounidense, único extranjero que fue Nº 1 argentino
• Fue en 1943 (seguido por Alejo Russell y Augusto Zappa)
• Luego de un mínimo de dos años de residencia podían sumar puntos por sus actuaciones locales
• En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, fue destinado a Buenos Aires como ayudante del agregado naval de su país.
• Campeón de Roland Garros en singles y dobles caballeros (1939) y del Campeonato de los Estados Unidos en singles (1940), DC (1944) y mixto (1946)
• Nació el 30/4/1918 - Falleció el 28/11/1996
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Fotos: revista El Gráfico / Tetralogía Historia del Tenis en la Argentina (Andersen/Puppo)
Gracias Eduardo un abrazo!!!