Los Nº 1 argentinos. Alejo Russell: el gran caballero de los courts
#177. Lideró el ranking nacional cinco temporadas entre 1917 y 1942. Jugador y capitán del equipo argentino de Copa Davis.
• Con la copa del Campeonato de la República de 1939, cuando venció en la final al ecuatoriano Francisco Segura Cano en cinco sets: 2-6, 6-3, 4-6, 6-4 y 6-1.
Artículo # 177
Resumen de la tetralogía Historia del Tenis en la Argentina (Andersen/Puppo)
Alejo Russell
El gran caballero de los courts
Procedente de la provincia de Córdoba, llegó a la Capital Federal a los dieciocho años con el objetivo de competir invitado por ser el campeón regional. Había ganado la mayoría de los torneos juveniles en 1932 y 1933, además del campeonato abierto del Centro de la República. Casi sin darse cuent, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, la institución que lo abrazó, llenó el vacío que había dejado tiempo atrás Guillermo Robson, flamante actor en las filas del profesionalismo.
Alejo Domingo Russell, nacido el 1º de septiembre de 1916, poseía un fuerte y bien proporcionado físico y pegaba invariablemente con inusitada violencia. Luego se amoldó a las circunstancias del juego y a frenar la vorágine de sus planteos. Era espectacular en la media cancha. Tanto el drive como el revés los realizaba con absoluto control, corrigiendo así algunos errores iniciales. Siempre lució de manera paralela en dobles, formando fuertes duplas con Héctor Etchart, Heraldo Weiss y Enrique Morea, entre otros. En doble mixto fue el preferido de las damas, porque cubría el espacio en forma magistral y ganaba puntos con voleas definitivas y smashes de impecable concepción técnica y espectacularidad.
• Recibiendo un premio en 1944.
Sus actuaciones tuvieron siempre la distinción y el atractivo de los campeones, atributos a los que le unió su caballerosidad dentro y fuera de las canchas, resultando ejemplar. Uno de sus triunfos más destacados lo consiguió contra el ecuatoriano Francisco Segura Cano, en la final del Campeonato de la República de 1939, en cinco sets. Y otro superlativo lo logró en dobles, junto a Weiss, al superar a la fuerte combinación estadounidense compuesta por Elwood Cooke y William Donald McNeill, en la final de doble caballeros del República 1941, también en el máximo de sets. Integró en varias ocasiones el equipo de Copa Davis y en siete oportunidades jugó la Copa Mitre imponiéndose en todas sus presentaciones individuales.
También tuvo destacadas actuaciones en Wimbledon, donde llegó a los octavos de final en 1939 –siendo considerado, según la práctica de entonces, entre los dieciséis mejores jugadores del mundo-, y a la tercera rueda en 1952. En el mismo certamen hizo cuartos de final en doble caballeros dos veces con Enrique Morea (1948 y 1952) y una tercera ronda con Héctor Etchart (1939). En doble mixto fue semifinalista con la británica Winifred Freda James en 1938 y, con la misma compañera, llegó a cuartos de final un año después.
• Campeonato de la República 1948: Russell y Enrique Morea perdieron la final de dobles con el sudafricano Eric Sturgess y el estadounidense Vic Seixas.
En Roland Garros arribó a la tercera rueda de individuales en 1952 y a octavos de doble caballeros con Morea la misma temporada, además de dos accesos a segunda ronda (1948 y 1955).
Y en Forest Hills, por el major de los Estados Unidos, consiguió dos cuartos de final: en 1942 perdió con el local Ted Schroeder por 6-3, 6-8, 6-3 y 7-5, y en 1945 con el también estadounidense William Talbert, por 6-1, 6-2 y 9-7. En 1946 llegóa octavos de final, donde lo eliminó el ecuatoriano Francisco Segura Cano por 6-2, 6-2, 5-7 y 6-4; también fue finalista del doble mixto junto a la local Patricia Todd, perdiendo con Louise Brough y Fred Schroeder por 3-6, 6-1 y 6-4 en 1942.
En 1949 fue invitado, junto a Enrique Morea, para formar parte de un equipo estadounidense que enfrentó a uno de Países Bajos consiguiendo una victoria resonante contra el australiano John Bromwich, invitado de los locales locales, por 6-4 y 6-1. Su rival venía de ser campeón del major de Australia tres años antes y finalista en esa temporada.
• Uno de sus grandes compañeros de dobles: Enrique Morea, en 1946.
En doble caballeros, logró el título en el Campeonato de Suecia en 1938 y 1939. En el República fue campeón de individuales en 1939, al derrotar, como se dijo, a Segura Cano por 2-6, 6-3, 4-6, 6-4 y 6-1. En doble caballeros ganó el título ese mismo año, junto a Etchart, contra Segura Cano y el uruguayo Harreguy, y repitió en 1941 en pareja con Heraldo Weiss: vencieron a Cooke y McNeill. Su dominio en el dobles continuó en 1946 al formar con Morea, y ganar luego tres veces consecutivas, entre 1949 y 1951. En 1953 capturó su séptima conquista al lado de Augusto Zappa, y fue finalista en 1943, 1948 y 1954. En doble mixto fue campeón por primera vez en 1936, con Leonilda Giusti, y luego obtuvo el primer puesto en otras ocho oportunidades: cuatro con estadounidenses (1946 con Margaret Osborne, 1947 y 1948 con Patricia Tood, 1949 con Nancy Chafee), una con la mexicana Yola Ramírez, y tres con argentinas (1937 y 1950 junto a Felisa Piédrola, 1959 con Nora Somoza). Además, fue finalista en 1938 (con la argentina Marga de Fitting), 1951 (con Elena Lehmann) y 1960 (con Piédrola).
En el Campeonato Río de la Plata ganó la final de singles en 1942 contra el brasileño Manuel Fernández por 1-6, 6-2, 6-4 y 6-2, y fue finalista al año siguiente, cayendo con el estadounidense William McNeill. En doble caballeros fue campeón siete veces: cuatro con Weiss, una con Augusto Zappa, otra con Etchart y, tras un receso de casi diez temporadas, volvió a ganar con Salvador Soriano, en 1963. Fue finalista en 1936, 1947, 1953, 1958. En doble mixto consiguió la primera posición en 1936 haciendo pareja con Piédrola y, en 1957, con Somoza, siendo finalista en 1950, también con Somoza.
• En 1952, con Elena Lehmann.
Ganó una medalla de oro en doble caballeros, junto a Morea, en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951 al vencer a los chilenos Luis Ayala y Carlos Sanhueza 6-4, 7-5 y 6-4, y medalla de plata en singles, al perder con Morea en la final por 6-4, 6-2 y 6-2.
Ocupó el Nº 1 en el ranking nacional cinco temporadas, cuatro de ellas en forma consecutiva: 1937, 1939, 1940, 1941 y 1942, compartiendo el liderazgo con Cattaruzza en el primer año. Además, se mantuvo entre los diez mejores en otras seis oportunidades: Nº 2 1943, 1952; Nº 3 1944, 1947; Nº 4 1936 y Nº 6 1953.
Falleció en la ciudad de Bayonne, Francia, el 27 de mayo de 1977, a los sesenta años, cuando estaba jugando un individual contra el local Forget, en un certamen internacional para veteranos, a raíz de una afección cardíaca. Había sido trasladado de inmediato a una clínica, pero falleció dos horas más tarde. El equipo de Nueva Zelanda, para el cual Russell estaba jugando, decidió retirarse de la competencia.
Con Hebe de Russell, su esposa, tuvo dos hijos, Alejo y Claudia. Su hijo continuó la tradición del apellido en el tenis creando la Escuela Nacional de Arbitros de Tenis (ENAT), llegando a ser Silver Badge Referee de la FIT. Y su hija, Directora del Colegio Santa Magdalena de Olivos, institución fundada por su madre.
Un ejemplo de deportista y ser humano, condiciones que decidieron a las autoridades del Buenos Aires Lawn Tennis Club instituir un premio con su nombre a la conducta deportiva.
• 1934, junto a Guillermo Robson.
1942, en plena Segunda Guerra Mundial
Engorroso regreso a casa
El año en que llegó a cuartos de final de singles y a la final de dobles mixtos en el major estadounidense, 1942, Russell protagonizó varias situaciones adversas. Eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial y la Asociación de Tenis de los Estados Unidos lo invitó a disputar varios torneos por aquel país. Así fue como jugó en Nueva York, Southampton, Sea Bright, Cincinnati, Boston, Chicago, Indianapolis y Los Angeles, entre otras.
En medio de situaciones delicadas en lo político, al permanecer tanto tiempo en esas tierras podía ser reclutado, como de hecho le sucedió en 1946. El campeón argentino Héctor Cattaruzza lo entrevistó a su regreso:
“Llegamos a la parte más azarosa de mi viaje, la vuelta al pago. Para los extranjeros, la elección era irse o enrolarse. A mí me ofrecieron una beca en el Instituto de Educación Física de la Universidad de Columbia, pero también debía enrolarme. Gestioné entonces el regreso a mi patria. De Los Angeles pasé a Nueva York y allí, durante un mes, estuve esperando la prioridad para el pasaje en avión. Gracias a la preocupación del embajador argentino, señor Espil, pude por fin obtenerla. Fui hacia Miami para embarcarme, pero el tren llegó con atraso. Perdí el avión y la prioridad. Esperé cinco días allí. De los Estados Unidos no se podía salir con más de 50 dólares, siendo ese, por lo tanto, mi capital. Conseguí un nuevo pasaje, pero debía pagar 40 dólares de multa por la pérdida anterior. ¡No podía quedarme para el resto del viaje con 10 dólares! Por suerte, un amigo de Pancho Segura Cano -con quien entablé una gran amistad- en la estación me facilitó esa suma. Llegué a Panamá, y mi pasaje quedó otra vez cancelado por no haber avión disponible. Nuevos telegramas a la embajada. Proseguí viaje a los pocos días y llegué a Perú, donde debía esperar cierto tiempo. Al pagar el hotel, no me aceptaron dólares, pues estaban bloqueados. Telegramas a la compañía de aeronavegación para que permitieran el cambio de moneda. Llegué a Salta y allí no me aceptaron los pesos peruanos. Nuevos telegramas… Arribé, por fin, a Córdoba y luego a Buenos Aires, donde me presenté a los tres días en el Campeonato de la República”.
Autorizada su publicación por el autor de la nota, Héctor Cattaruzza, al coautor de la tetralogía Historia del Tenis en la Argentina, Roberto Andersen.
Testimonio de su hijo Alejo
“Para mí, ¡el mejor de todos!”
Cuando Eduardo (Puppo) me convocó para que escribiera algo sobre mi padre, durante cuatro años nunca pude sentarme a escribir nada. Recién lo hice en enero de 2010. Puede haber sido porque siempre que me acuerdo de él me pongo muy triste y, jamás, pude escribir ni una sola línea sin ponerme muy mal. Principalmente por dos recuerdos: el de su partida a Europa en 1977, con una enorme sonrisa porque iba a representar al país en Seniors, jugando Wimbledon entre otros torneos; y el de su regreso, desde Francia, ya sin vida. Y también, sin dudas, por las miles de cosas que quedaron sin poder vivir juntos.Durante mis cincuenta años de existencia siempre leí y escuché, a todos los que habían perdido a su padre, hacer comentarios como: “Mi viejo fue el mejor de todos”, “Mi viejo fue el más grande”, “Mi padre SÍ que era un caballero”, etc., etc. Siempre consideré que, aunque sea una frase hecha, toda las personas siempre piensan eso, de corazón, de sus papás, pero dudo, sinceramente, que sea común escuchar frases similares provenientes de terceras personas y, menos, de gente que uno nunca conoció. Yo sí las recibí.
Desde 1977, año en que mi papá, Alejo Domingo Russell, falleció en Bayonne, hasta estos días, en cada club de tenis donde voy, en cada reunión de amigos o donde se menciona mi nombre, tanto en la Argentina como en el exterior, siempre hay alguien que me dice: “Tu padre fue el mejor de todos; tu padre fue el más grande; tu padre SÍ que era un caballero dentro y fuera de la cancha”. Y así en todos lados. Estos comentarios, que sigo recibiendo, no hacen más que confirmar que mi padre, aparte de haber sido un gran campeón de tenis, fue una excelente persona, un tipo de bien, derecho como todos aquellos que, viniendo de hogares humildes, crecen como personas sin olvidar de dónde salieron. Así fue mi papá, y ese fue uno de los legados más trascendentes que nos dejó.
En diciembre de 2009, estuve en la ciudad de Corrientes y, en medio de un asado, un señor que compartía la mesa con nosotros, muy amablemente se acercó y me preguntó: “¿Usted es el hijo del gran Alejo Russell?”. Sí, le contesté. Entonces, el señor continuó: “Mi nombre es Jorge, tengo 64 años y, cuando tenía 12, su padre vino a Goya a inaugurar las canchas de tenis, una de las cuales lleva el nombre Alejo D. Russell. Y tuve el honor de poder compartir unos peloteos con él. Su papá nos jugó a todos los chicos de la Escuela, uno por uno. Nos dio la mano y nos habló de lo bien que jugábamos, de nuestro futuro como tenistas pero, principalmente, nos remarcó que debíamos ser hombres de bien cuando llegáramos a grandes. Fue un mensaje que recibí de su papá y nos marcó, a mí a mis compañeros de entonces, para toda la vida”, contó con sentido orgullo.
Y así es siempre. En cada lugar que me lleva el tenis por mi profesión. Pero esa vez me tocó muy hondo. Este señor se emocionó tanto cuando lo contaba, que me contagió y… casi me pongo a llorar. Ese fue mi papá. Para mí, ¡el mejor de todos!
* Columna escrita para la Tetralogía Historia del Tenis en la Argentina (Andersen/Puppo) en enero de 2010.
Ficha
• Número 1 argentino 1937-1939-1940-1941-1942
• Jugador y capitán @CopaDavis
• 8F @Wimbledon singles 1939
• 4F @USOpen 1942 y 1945
• Finalista US Open doble mixto (c/Patricia Todd 1942) y SF Wimbledon (c/Winifred Freda James 1938)
• 4F Wimbledon dobles caballeros (c/Enrique Morea 1948 y 1952) y 8F @RolandGarros (c/Morea 1952)
• Considerado entre los 16 mejores del mundo (1939)
• Campeón República singles 1939/DC 1939-1941-1946-1949-1950-1951-1953/DM ocho veces.
• Campeón Río de la plata singles 1942; siete títulos DC
• Oro DC y plata singles JJPP 1951
• Padre del árbitro internacional Alejo Russell @ptarussell
• Nació el 1º de septiembre de 1916. Falleció el 27 de mayo de 1977, a los sesenta años
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Fotos: revista El Gráfico / Tetralogía Historia del Tenis en la Argentina (Andersen/Puppo) / Archivo Buenos Aires Lawn Tennis Club
MUy buena nota Eduardo y las fotos,la vestimenta de esa epoca y las raquetas de madera,gracias -abrazo