1985: crónica de cinco días grises
Copa Davis: cuando la URSS mandó a los argentinos al descenso.
• El ruso Andrei Chesnokov en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. Factor vital para la victoria del seleccionado de la por entonces URSS.
Fueron varias tardes oscuras, con nubarrones por encima y dentro del court central del Buenos Aires Lawn Tennis Club. El golpe bajo de los rusos fue punzante al derrotar al seleccionado argentino por 3 a 2 (por la Reclasificación para el año siguiente, 1986) y sacándolo del Grupo Mundial. Ni José Luis Clerc ni Martín Jaite, los jugadores titulares, podían entender las cosas que pasaban. La consistencia de Andrei Chesnokov y la prolijidad del resto del conjunto visitante, bajo la capitanía de Shamil Tarpischev, resultó un obstáculo insalvable.
Jaite abrió el viernes 4 de octubre de 1985 y su bloqueo fue total durante largos y largos juegos: recién hizo efectivo su servicio a los sesenta minutos de jugada la primera pelota, cuando se colocó 3-4 en el segundo set.
• Martín Jaite jugó atado por la presión de la Copa Davis como local y por rivales en un nivel muy superior al ranking que tenían en ese momento.
Antes, Chesnokov se mantuvo sin cometer errores no forzados seis games consecutivos (los primeros, ya que ganó 6-0) hasta que por fin tiró por el costado de las líneas su revés a dos manos. Contra semejante solidez, poco común, nada se podía esperar en un mal día. El 195º del ranking mundial le ganó al 20º. Y el mal día lo tuvo Jaite, quien tras las duchas dijo:
“Después de perder necesitaba tranquilizarme. Fuimos al cine -vimos Testigo en Peligro-, cenamos junto a Batata y su esposa y nos olvidamos un poco del match. Yo sabía que no eran malos jugadores a pesar del alto ranking que tenían, los había visto en Roland Garros. Pero la Davis es otra cosa, se vive una tensión diferente a los torneos del circuito. No podía cambiar la táctica, sabía que debía hacerlo pero no podía... Creo que la prensa se aligeró al decir que sería un triunfo fácil nuestro. Creo que en condiciones normales a estos jugadores tendría que ganarles, pero de ninguna manera representan las ubicaciones que tienen en el ranking mundial”.
Amarga confesión de Jaite luego de perder en sets corridos, con escasa concurrencia de público, que recién se acercó los días siguientes. Después entró Clerc contra Alexander Zverev (papá del actual jugador). Otra incógnita. Otra sorpresa. El ruso complicó al argentino hasta el límite. Cuando no podía desde el fondo buscó el ataque con un approach de revés excelente y le cerró todos los ángulos. Así, lo que parecía una tarea sencilla se transformó en una larga lucha técnica y mental. Luego de una hora el primer set cayó del lado local por 6-4 en el preciso instante en que comenzó a llover. Se esperó el tiempo reglamentario pero la continuación pasó para el sábado a la mañana.
Al día siguiente no varió el rumbo a pesar del obligado descanso. Los altibajos de Clerc -afectado por una sinusitis- fueron notorios: a un gran servicio le siguió un passing-shot a la red o lejos de las líneas. De esta forma varió el mando del encuentro con un set para cada uno hasta llegar al quinto. La gran desconfianza de Clerc hacía crecer a un rival que, en los papeles, no tenía por qué complicarlo. El argentino tuvo un match point en 5-4 que no confirmó hasta quebrarle a Zverev en el duodécimo game. El inesperado 1-1 entre Argentina y Rusia era una cruel y alarmante realidad.
• Al finalizar la ceremonia oficial: el profesor Juan Carlos Belfonte, Martín Jaite, Marcelo Ingaramo, Horacio de la Peña y José Luis Clerc se retiran del court central del Buenos Aires Lawn Tennis Club.
En el doble, que se disputó el domingo, la pareja rusa formada por Zverev y Sergei Leoniuk tenía buenos antecedentes en el circuito. El análisis previo de la eliminatoria indicaba que ese punto era el más fuerte de los visitantes. Ya le habían ganado a los checos Smid/Pimek en la primera rueda de la Copa DAvis y contra Clerc y Jaite supieron qué hacer en cada jugada comprometida. Nunca entraron en el planteo que propusieron los argentinos. Aplacaron la velocidad y fueron cercando a sus rivales con globos perfectos y profundos que evitaron la lucha cuerpo a cuerpo a pura fuerza. La gran coordinación rusa basó su táctica en un ataque constante cuando sacaban y pelotas altas cuando devolvían. Así de simple.
En el segundo set, ya con más apoyo de la gente, la dupla local tuvo un respiro y ganó con comodidad, colocándose 4-2 en el tercero. No alcanzó: Zverev se hizo más fuerte y apuntaló la inseguridad de Leoniuk, recurrieron a la formación “australiana”, ganaron el séptimo game y le quebraron a Jaite para igualar. No se entregaron y con otro quiebre sobre el saque de Jaite lograron el set por 9-7. Otra lluvia en el medio, cuando los rusos tenían ventaja de 2-0 en el cuarto set, los mandó al vestuario Se continuó con la cancha muy pesada y resbaladiza y luego de un leve repunte argentino (2-3), el final llegó como un balde de agua fría: 6-4, 1-6, 9-7 y 6-3 para Rusia.
El domingo, con tanto trajín emocional, todavía había esperanzas de dar vuelta el curso. Jaite reordenó sus pensamientos con respecto a la primera jornada, se aplacó y venció a Zverev en medio de un viento inmanejable. Con muchos errores y marcasos por las condiciones climáticas imperantes, Jaite fue un poco más que el ruso, quien no soportó la presión de definir la serie. El 2-2 dejó paso a una definición agónica. Y vaya si lo fue.
El mal tiempo no permitió que el pleito terminara ese fin de semana y dejó el quinto punto para el lunes. Y allí Clerc fue Clerc durante dos sets y medio: 6-2, 6-1 y a un tanto del 3-1. Pero Chesnokov, muy alerta, leyó bien el aviso que le dio su rival al mostrar chispazos de desgaste físico y mental.
El ruso esperó, se adueñó del tercero por 6-2 y vio la luz verde que lo situó 5-3 en el cuarto para intentar llegar a sets iguales. “Batata” entregó lo último que le quedaba en ese instante, ganó el noveno game -que duró inagotables 26 minutos- y levantó nueve set points, pero Chesnokov, con su saque, rubricó el 6-4 cuando el anochecer indicó que la verdad se conocería, imprevistamente, el martes. La tensión fue gigantesca.
Nunca es fácil retomar un partido al día siguiente y menos cuando apenas resta un set y se definen tantas cosas. Si bien la suspensión a priori favorecía al argentino, Chesnokov ya estaba enfocado y confiado al saber que podía con un adversario de mayores pergaminos. Para los nuestros, la sonrisa duró apenas tres games, cuando Clerc se colocó 2-1. Luego, nada más: Chesnokov se transformó en una pared, devolvió absolutamente todo y eso inició el desequilibrio de Clerc, que tuvo su punto máximo cuando le cantaron un foot fault de primer saque que luego muchos relacionaron como el desencadenante de la derrota: fue en el 2-2 y 40-40 del quinto set, cuando Clerc recuperó una desventaja de 15-40 y aún soñaba con el triunfo.
Se armó tal revuelo entre el público que tuvieron que intervenir las autoridades en forma severa: el capitán argentino y el trío de italianos que dirigió la serie integrado por el árbitro general, Nicola Pietrángeli, y los umpires Giuseppe Di Stéfano y Luigi Brambilla.
El juez de línea -Gabriel Martín, que ya había cantado una falta de pie minutos antes a Chesnokov- fue removido de su puesto por el propio Pietrángeli, ya que según su punto de vista no era conveniente que siguiera:
“Podía pasar a mayores y por eso preferí sacarlo, aunque los que reaccionaron mal solo fueron cuatro o cinco personas entre el público, pero es suficiente para que los hechos se agraven”, aseguró el italiano.
Sin poder asegurar su ingerencia en lo que siguió a continuación, ese grito del “linesman”, quien tenía veinte años, pareció cercenar a Clerc de tal forma que no ganó ningún game más. Su brazo quedó atado al cuerpo, sus mortíferos reveses se perdieron por las paralelas una y otra vez y Chesnokov, como un gigante serio y concentrado, terminó llevándose el quinto set por 7-5 y dándole a la Argentina el empujón al descenso.
Clerc fue terminante al finalizar su calvario cuando habló con los medios:
“Los jueces no se dan cuenta que no me perjudicaban a mi sino al país. No se entiende que ellos, manejados por Martín de Gainza, se equivoquen en mi contra. Lo que pasa es que De Gainza no llegó a nada en el tenis y goza cuando sus jueces cantan malos mis tiros... Yo no pido que me los regalen, pero tampoco puedo entender que el resentimiento de una persona llegue a límites insospechados como haber perdido la categoría en Copa Davis con fallos equivocados todos los días. Ya había pasado algo similar con su padre, cuando jugamos contra Checoslovaquia, al firmar una solicitada que nos perjudicó profundamente” afirmó.
Consultado para esta obra dos décadas después, Clerc completó, de alguna manera, aquel sentimiento:
“Me dolió mucho la derrota, significó el día más triste de mi carrera. Esa Copa Davis la perdió Clerc. No me quedaron ganas de jugar. Fueron cinco días de competencia y yo quería darle el triunfo a la Argentina. Primero porque no estaba Guillermo y porque Jaite recién comenzaba y yo tenía ya veintisiete años. Siempre que pasaban esas cosas no dormía por dos o tres noches. Cerraba los ojos y las imágenes volvían una y otra vez. Yo estaba dos sets a cero muy fácil contra Chesnokov pero paramos y seguimos el martes en medio de un clima horrible. Me cansé mucho de jugar, entrenar, apoyar a los chicos nuevos. El ruso me jugó todo para arriba, me cantaron el famoso foot fault en un momento importantísimo del quinto set y eso me sacó de las casillas. No pude más. Me costaba luchar contra el rival y encima tenía que hacerlo con mis propios jueces de línea… Sentí que la Asociación ya debía pensar en un recambio, aunque no pensaba negarme a representar al país si me lo pedían”.
• El capitán ruso, Shamil Tarpischev, en un cambio de lado junto a Alexander Zverev, quien llevó a Clerc hasta el quinto set.
En efecto, Clerc dejó el “puesto” de singles para siempre. Solo actuó una vez más, en 1989 contra Canadá, pero en dobles. La derrota impulsó también la salida de Gerardo Wortelboer al mando del conjunto nacional. En la conferencia de prensa final, tanto Clerc como Jaite reconocieron las bondades como persona del capitán, pero sugirieron que necesitaban “alguien que haya competido internacionalmente y que tenga conocimiento del actual circuito”. En ese momento, la AAT no podía enviar a ningún representante a seguir las alternativas del Grand Prix por carencias económicas, falencia que también sufrieron capitanes anteriores y posteriores a Wortelboer.
El Rusia 3 vs. Argentina 2 quedó como uno de los capítulos más traumáticos del tenis argentino.
Una situación que hizo recordar bastante a la de 1980, contra Checoslovaquia, pero con una problemática diferente: la de descender, la de volver a la Zona Sudamericana cuando se tenía jugadores para mucho más. Y pensar que los soviéticos pisaron suelo argentino para buscar experiencia, según declararon apenas arribaron.
• Alexander Zverev en pleno partido contra Clerc, el primer día.
Chesnokov fue clave en la debacle argentina y se despidió feliz con una declaración sincera:
“Después de los dos primeros sets con Clerc pensé que ya perdía el partido, por eso hice todo lo posible para quebrarle y lograr algún game más y no perderlo por 6-0. Cuando lo conseguí cambié mi táctica, mucho más simple, y noté el cansancio de Clerc, que en el cuarto set apenas podía correr. Es uno de mis triunfos más importantes. Yo pensaba también que los jueces serían parciales, pero me equivoqué, hasta le cobraron una falta increíble a Clerc. Me gustó el público tan ruidoso, algo nuevo para mí, que me motivó muchísimo para jugar mi mejor tenis”, aseguró el ruso.
El concepto que Jaite expresó el último día fue un buen resumen de cinco días grises: “No creo que la serie la haya perdido Clerc, la perdimos entre todos”.
Grupo Mundial - Reclasificación 1986
URSS a Argentina 3-2
Buenos Aires Lawn Tennis Club - Buenos Aires, Argentina, polvo de ladrillo
4-8 de octubre 1985Andrei Chesnokov (URSS) a Martín Jaite 6-0, 6-4 y 6-2
José Luis Clerc a Alexander Zverev (URSS) 6-4, 2-6, 6-3, 3-6 y 7-5
Sergei Leoniuk/Alexander Zverev (URSS) a Clerc/Jaite 6-4, 1-6, 9-7 y 6-3
Jaite a Zverev 6-4, 3-6, 6-2 y 6-2
Chesnokov a Clerc 2-6, 1-6, 6-2, 6-4 y 6-2
* Eduardo Puppo estuvo presente en la serie disputada en Buenos Aires.
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Fotos: Germán González