Copa Davis: a 25 años de "la serie de los sillazos" en Chile
#167. Viernes 7 de abril de 2000, en Santiago, por la final de la Zona Americana Grupo I. Serie cancelada por los disturbios de parte del público.
Argentina vs. Chile 2000
La serie de las agresiones inconcebibles
Artículo #167
Por Eduardo Puppo (datos de la tetralogía Historia del Tenis en la Argentina)
La final de la Zona Americana Grupo I entre la Argentina y Chile, en el Parque O’Higgins de Santiago (con capacidad para 12.000 espectadores), originalmente programada entre el viernes 7 y el domingo 9 de abril de 2000, fue un verdadero bochorno por las actitudes de un sector de público local y no llegó a completarse.
Hacia aquella ciudad partió el conjunto argentino integrado por Hernán Gumy, Mariano Zabaleta, Mariano Hood y Sebastián Prieto, con la conducción de Franco Davin y los juveniles Guillermo Coria y Juan Pablo Guzmán para sumar experiencia. Los locales, por su parte, apostaron a Marcelo Ríos, Nicolás Massú y Fernando González, bajo la capitanía de Patricio Cornejo.
¿Por qué se desencadenaron los problemas? El árbitro general del encuentro -el dominicano Toni Hernández- no pudo controlar los primeros atisbos de agresión por parte de los aficionados chilenos y, con peligrosa rapidez, la serie quedó envuelta en un descontrol absoluto. La semana había comenzado complicada, pues Davin tuvo que viajar de urgencia a Miami para asistir a una operación coronaria de su padre, José María, a quien le practicaron cuatro by-pass. Su puesto fue ocupado interinamente por Alejandro Gattiker, quien se encontraba en Santiago asistiendo a sus jugadores, Gumy, Hood y Prieto (Zabaleta contó con su coach, Eduardo Infantino). El “Colo” conocía el tema, pues ya había estado en la silla en 1989-90.
En la conferencia de prensa previa, Cornejo dejó conocer el sentimiento de su conjunto frente a aquel imponderable: “La salud está antes que todo. Somos seres humanos y tenemos buen corazón. Todo el equipo chileno espera la recuperación del papá de Franco”. Tras la partida de Davin, los jugadores argentinos se entrenaron muy fuerte en la cancha de cemento techada, la única disponible, ya que por esa condición el reglamento autorizaba a no tener otra similar para las prácticas. La extracción de los papelitos en la tradicional ceremonia del sorteo, realizada en el Sheraton Hotel, indicó que los encargados de abrir la serie serían Ríos y Gumy, a partir de las 11 de Santiago (las 12 en la Argentina) del primer día.
El mejor jugador de aquel país estuvo fuera de los entrenamientos el martes de esa semana, al tener que declarar en el Primer Juzgado del Crimen en la ciudad de Coquimbo, a unos 500 kilómetros de Santiago, por la querella por lesiones graves que presentó su ex preparador físico, Manuel Astorga, donde uno de los testigos fue el argentino Luis Lobo, por entonces coach de Ríos. A pesar de la dispersión por ese acontecimiento inusual, pudo superar a Gumy por 6-4, 6-3, 4-6 y 6-1 sin mayores novedades, e incluso se abrazaron, red de por medio, cuando culminaron, pero con el ambiente algo cargado por más de 10.000 personas, que quizá se aplacaron por el triunfo del quien fuera número uno del mundo.
No todo parecía estar bien. De hecho, incluso sin disputarse un tanto, se soportó un “anticipo” de lo que vendría más tarde: “En el primer punto del primer partido, cuando estaba por sacar Gumy contra Ríos, un espectador chileno le gritó: ‘Argentino concha de tu madre’, y ni siquiera había comenzado...”, contó el periodista chileno Juan Pablo Salas en el programa “Había una vez”, de Televisión Nacional.
• El chileno Nicolás Massú durante el partido contra Mariano Zabaleta.
Acto seguido, Zabaleta consiguió una ventaja -luego de tres horas de partido- sobre Nicolás Massú de 7-5, 2-6, 7-6 (1), 3-1, 15-0 y su saque cuando el match no pudo continuar por varios incidentes. Ya en el 1-1 del segundo set parte del público local le arrojó proyectiles a la hinchada argentina. Uno de ellos, una pila, la tomó el árbitro general, se la mostró a Cornejo, y el capitán chileno fue hasta el banco de Gattiker para hablarle y luego tomar el micrófono y decirle a su gente: “Yo le pido al público que se manifieste cuando corresponda”, aunque sin mayor resultado. Años después, el “Pato” explicó en aquel programa televisivo: “Fue un momento de advertencia, pero que de todas maneras no fue ciento por ciento escuchado porque no todo el público era de tenis. Además, los micrófonos no andaban bien y se escuchaba solo hasta la mitad del estadio”, aseguró.
Tuvo el apoyo de Ríos, quien también se acercó para pedir calma: “No sacamos nada con seguir gritando, estamos advertidos y con una advertencia más nos van a descalificar. Así que, por favor, les pedimos que... No es lo que queremos, vamos 1-0 arriba y queremos ganar este partido, por favor si nos pueden apoyar y no seguir gritando, gracias”.
Con el tanteador 3-1 en el cuarto set y el saque de Zabaleta 15-0, llegó otro punto de penalidad para Massú, pues el argentino intentó sacar, pero los gritos del público le impedían concentrarse. Entonces, el umpire, el brasileño Roberto Almeida, decidió la segunda pena (30-0 Zabaleta) ya que anteriormente, en el segundo set, Massú había recibido la primera advertencia. No tuvo eco para calmar a los espectadores locales, quienes tuvieron una reacción negativa: parte de ellos, entre los que habría barra bravas del fútbol chileno según algunos informes posteriores, comenzó a tirarle algunos objetos al jugador argentino.
Los capitanes, Gattiker y Cornejo, le solicitaron a Zabaleta que sirviera igual, aunque Massú no estaba preparado. Ante la insistencia de los capitanes, Zabaleta sacó en forma débil, pero Massú no contestó. El punto no se tuvo en cuenta. Y el argentino continuó practicando más servicios, como una manera de mantenerse en el partido hasta que todo se calmara. El presidente de la Federación Chilena de Tenis, José Ramón de Camino, también tomó la palabra: “Silencio por favor, silencio, que van a suspender el partido. Silencio, que van a ganar en la cancha...”. No ayudó, porque la tensión creció y el umpire penalizó a Massú una vez más, al ver que una moneda cayó cerca de Zabaleta: 40-0.
Mientras el titular de la Federación volvió a pedir silencio, Zabaleta advirtió otro elemento que cayó cerca de sus pies, un prendedor metálico, que fue hábilmente arrebatado del piso por un ball boy cuando Zabaleta estaba a punto de tomarlo para mostrárselo a las autoridades. El chico se lo guardó entre sus manos, Zabaleta se lo reclamó, y el ball boy se desentendió y tiró el objeto fuera de la cancha. Zabaleta, irritado, lo tomó del buzo para recriminarlo y eso despertó mayor ira en el público. Ya nada se pudo hacer.
Llovieron adminículos a la cancha, como frutas, botellas, más monedas, vidrios, piedras, palos, etc. El argentino salió corriendo hacia su silla y entraron los carabineros para llevárselo cubierto con sus escudos, mientras les caían sillas arriba de sus cuerpos. Lo mismo con el árbitro general.
El estadio techado fue mudo testigo de una ‘horda’ de gritos y odio hacia los argentinos. Luego de 25 minutos de suspensión, y en medio de la barbarie, el padre de Zabaleta, Carlos, recibió un golpe en la cabeza por parte de un hombre con camisa blanca y barba “candado” y tuvo que ser atendido por el médico argentino, Javier Maquirriain, quien le dio 12 puntos de sutura en el cuero cabelludo. Al enterarse el jugador, que estaba entrando a los vestuarios, tuvo otro altercado con la gente que merodeaba la zona hasta que todos estuvieron dentro de los camarines, si bien se registraron corridas en las calles entre locales e hinchas y familiares argentinos.
En ese momento, el jefe de prensa de la AAT, el periodista Sergio Morgenstern, estaba al lado del progenitor del tandilense: “Mirábamos desde el pasillo que daba a la cancha y no podíamos creerlo. En un momento, Carlos decidió entrar para ver más de cerca y tuvo ese problema, con el tipo que le tiró una silla blanca, de plástico, con toda la furia. Yo volví a los vestuarios y luego los dirigentes de la Asociación me informaron que el equipo no volvía a la cancha. Alguien me preguntó cuando regresé al pasillo interno, ya con todo suspendido, y los periodistas se tiraron encima de mí… Necesitaban saber qué pasaba, porque todo era confusión. Al volver al país armé una carpeta con recortes de los medios chilenos y argentinos, pedí videos, etc. para que la AAT lo presentara como descargo en Londres”, contó a diez años de los acontecimientos.
Zabaleta, cuando pudo hablar con los periodistas, fue terminante en su postura: “Hay un vuelo mañana -por el sábado 8 de abril- y lo voy a tomar. Todos estamos de acuerdo en que acá no se pude seguir jugando. Corremos el riesgo de perder la vida... Puede entrar uno con un revólver y nos pega un tiro... No puede ser que por perder un partido los tipos se vuelvan tan locos... A mi viejo lo cosieron, al árbitro lo cagaron a trompadas...”, enfatizó el tandilense, quien por entonces era el primer singlista.
Gattiker, por su lado, lo defendió: “Le estaban tirando monedas y otras cosas desde atrás. El no provocó a nadie, pero si te caen cosas desde la tribuna es bastante difícil de soportar”. Los directivos de la Federación Internacional de Tenis (FIT), en una de las tantas conversaciones que mantuvieron con las autoridades en Santiago, indicaron, ya cercana la medianoche chilena, que el match debía continuar al día siguiente, pero a estadio cerrado, sin público, solo con los periodistas y familiares de los tenistas. Los chilenos no aceptaron jugar en esas condiciones y el conjunto argentino se fue de Chile, considerando que no tenía asegurada la integridad física.
El sábado, el árbitro general resolvió dar por perdido el partido a la Argentina por 5-0 (tomando la postura de los visitantes como no presentación), ya que estimó que la serie se podía seguir jugando a puertas cerradas. Más tarde, desde la sede de la FIT en Londres, llegó un comunicado advirtiendo que posiblemente Chile fuera descalificado (no podría jugar el repechaje para acceder al Grupo Mundial 2001) y también suspendido de la Copa Davis por uno o dos años.
El dirigente argentino Enrique Morea, entrada la noche, le dijo a los enviados de prensa de nuestro país: “No seguimos de ninguna manera. Esto es un precedente muy serio y hay que hacer valer nuestra posición. Apelaremos el fallo y para eso iremos a la reunión con la FIT en Londres aportando videos. Era una locura seguir en estas condiciones. Eso sí, antes de irnos, haremos una denuncia penal por todas las agresiones sufridas en esta bochornosa jornada”.
El equipo argentino, efectivamente, regresó a su país en un vuelo de Aerolíneas Argentinas que partió de Santiago el sábado 8 de abril de 2000 a las 19.25. Antes se elevó la declaración frente a la policía, llevada a cabo por Gumy, Zabaleta, Hood, Gattiker, Morea y Carlos Zabaleta, que fue presentada el lunes siguiente por el cónsul general argentino en Santiago, Alfredo Rescic. En el destacamento quedaron, además, cinco detenidos. Y dos policías heridos.
El domingo, el árbitro general fue al estadio O’Higgins y allí estaba el equipo chileno, dispuesto a continuar. Por esa razón, en principio, elaboró un informe con la victoria de Chile por 5-0 (el punto de Ríos y cuatro abandonos), aunque la Argentina había presentado un certificado médico exponiendo razones anímicas, físicas y psicológicas que le impedían proseguir, tema legal que sujetó la resolución oficial definitiva para más adelante.
En tanto, los coletazos mediáticos se vieron por la televisión chilena, como en una conferencia de Massú que tuvo tono dramático: “Zabaleta le pegó a un carabinero, lo deben meter preso... Qué pasa si yo voy a la Argentina y le pego a un carabinero... ¿Dónde estoy? Preso, seguramente, pero por qué Zabaleta no está preso, porque aquí lo aguantamos todo...” ,dijo, seguramente todavía bajo los efectos de la mala experiencia.
El presidente de la Federación, De Camino, reconoció varios años después, en el programa chileno “Había una vez”, la gravedad de los hechos: “Yo lo conocía al capitán argentino desde la época en que jugábamos; lo ayudé a salir del estadio cubriéndolo porque veía que si la gente nos podía matar, nos mataba... Nunca vi algo igual”. Y algo similar expresó en el mismo medio Cornejo: “Toni Hernández me llamaba en cada cambio de lado o me hacía gestos diciéndome que nos penalizaría. Yo le decía que si nos penalizaba, con el ambiente como estaba, sería la gota que rebasaría el vaso. Y eso sería mucho más caótico de lo que estaba ocurriendo en ese momento”, y agregó: “Yo hice todo lo que pude, pero dijeron que no hice todo lo que podría eventualmente haber hecho... Cómo voy a controlar a 10.000 o 12.000 personas sentado allá abajo cuando esa es la labor de un árbitro o del juez de silla”.
Pasando al plano de las negociaciones, tanto el presidente de la AAT como el de la Federación Chilena, hicieron sus presentaciones por el caso en la sede de la FIT, en Londres, el jueves 13 de abril de 2000. Frente a seis integrantes del Comité de Copa Davis, Morea apeló el resultado de 5-0 en favor de Chile, expresando: “Los jugadores no podían seguir jugando en un estado emocional afectado por los hechos de violencia”, y le restó importancia a la recomendación del vicepresidente de la FIT, el español Juan Margets, quien telefónicamente le había indicado al árbitro general que continuara el encuentro a puertas cerradas.
“Por teléfono no se puede medir el grado de gravedad que se vivió”, aseguró Morea, quien buscaba una “resolución ejemplificadora”. De Camino, por su lado, enfocó la apelación en el comportamiento del tandilense: “Queremos demostrar que Zabaleta agredió al ball boy, a un carabinero y a nuestro médico”. El jueves 13 de abril, a las 14 de nuestro país, la FIT dio su primer veredicto, que no fue en absoluto lo que esperaban los dirigentes argentinos que fueron a negociar y presentar pruebas, tanto Morea como el Dr. Eduardo Moliné O’Connor y el periodista Guillermo Salatino, quien formaba parte del Comité de Prensa de la FIT.
La Davis de los sillazos: lluvia verde
Por Daniel Corujo*
El clima en Santiago de Chile dejaba en evidencia que la serie de Copa Davis entre argentinos y chilenos era, del otro lado de la cordillera, una "cuestión nacional". Pocos días antes hubo una goleada en fútbol de Argentina sobre Chile y esta serie, con entradas muy baratas, se empezó a vender como “La Revancha”. En las radios era "el" tema de la semana; los programas de televisión tenían mesas de "opinólogos" sobre el partido. A toda hora y en cualquier tipo de emisiones, porque no solo era tema de debate en las tiras deportivas: a la tarde, en el "horario de la mujer", también se hablaba de la Copa Davis en Santiago.
Primeros días de abril de 2000. La temperatura primaveral acompañaba al equipo argentino desde el sábado previo, pero la tranquilidad y la confianza del hotel Sheraton se vio perturbada por un imprevisto: el padre de Franco Davin tuvo que ser internado de urgencia en Miami por una grave afección coronaria y el capitán, empujado por sus jugadores, dejó la capital chilena y viajó hacia los Estados Unidos. Al frente quedó Alejandro Gattiker. El "Colorado" ya había tenido su experiencia a principios de los noventa y después volvería a la silla, oficialmente, un par de años más tarde.
Las entradas para la serie que se iba a jugar en el "remodelado" Parque O’Higgins, bajo techo y en cancha rápida, se habían agotado rápidamente. Inclusive los agentes de viajes argentinos fueron antes a retirar los tickets por la alta demanda que había entre los locales. Estaba todo preparado para una serie caliente. Aunque nadie imaginaba tanto... Hernán Gumy, Mariano Zabaleta, Sebastián Prieto y Mariano Hood, más los "sparrings" Guillermo Coria y Juan Pablo Guzmán, se fortalecieron y se unieron como nunca ante la adversidad que significó tener a la gran mayoría del público en contra y valoraron cada aliento de esos dos mil compatriotas que "coparon" la tribuna baja, detrás del banco argentino. La carta chilena era el "Chino" Marcelo Ríos, quien no hacía mucho, con la arrogancia que siempre lo caracterizó, había declarado en una Copa Davis en Buenos Aires que él era el verdadero y único número uno de Sudamérica (después vendría el querible brasileño Gustavo Kuerten), chicaneando así el reinado no reconocido por una computadora de Guillermo Vilas en 1977. En tanto, la "psicológica" era Gumy contra un veinteañero Nicolás Massú, porque el argentino lo tenía “de hijo”: el head-to-head era 6-0 para el "Titán" por aquellos días.
El estadio había sido reacondicionado de apuro para este match. Y se notaba, porque las terminaciones no eran buenas. Había algunos pasillos internos inhabilitados, sin la iluminación correspondiente e inclusive había escombros, los que horas más tarde terminarían en medio de la cancha... Chile tomó ese partido como una cuestión de vida o muerte y eso quedó bien claro cuando, en el peloteo del primer partido, espontáneamente 10.000 chilenos comenzaron a cantar "a capella" su himno. Era un claro síntoma de que ellos querían ganar como sea.
Luego del triunfo del Ríos sobre Gumy (“cuando la gente se puso pesada le pedí a Marcelo que pare al público y agarró el micrófono y les habló. No se desbandó todo antes porque el 'Chino' iba ganando el partido”, recordó Hernán), Zabaleta tenía ventaja -tras más de tres horas de partido- sobre Massú cuando el match no pudo seguir por los incidentes. Obviamente los problemas no llegaron precisamente tras ese punto, sino que en el primer encuentro ya hubo algún que otro monedazo contra los tenistas argentinos.
Cuando Massú perdió el tercer set y la derrota parecía no tener vuelta atrás, los proyectiles empezaron a interrumpir el encuentro con mayor asiduidad. Un prendedor metálico, que cayó cerca de la línea de saque, fue tomado del piso por Zabaleta para mostrarlo a las autoridades, pero un ball boy se lo arrebató y se lo guardó entre sus manos. Zabaleta se lo reclamó, el chico, con todo el susto dibujado en la cara y siguiendo las indicaciones de un juez de silla, se hizo el desentendido y tiró el objeto detrás de uno de los marcadores laterales. Mariano lo tomó del buzo para recriminarlo y ese fue el momento en el que explotó la peor parte. La gente comenzó a arrojar las sillas verdes, pilas, vidrios, monedas, piedras, palos... El lugar más seguro era, paradójicamente, el medio de la cancha, el más lejano de las tribunas. El juez de silla, el brasileño Roberto Almeida, no mostró personalidad. Fue tibio en sus decisiones y cada punto que le quitó a Massú enardecía más a los locales. Tampoco el árbitro general, el dominicano Tony Hernández, pudo con la situación. Se vio totalmente desbordado.
Zabaleta huyó del estadio escapando de los sillazos. Gumy se había ido un minuto antes al vestuario. También corrían y saltaban para escapar Coria (con la camiseta de River Plate) y Guzmán (con la de Boca Juniors). Los allegados y el cuerpo técnico se vieron escapando entre los golpes y los sillazos. Después llegó la noticia de la agresión del padre de Zabaleta, Carlos. “Mariano, cuando vio al padre, quiso salir del vestuario y pelearse con el que sea, estaba, como era lógico, indignado, pero los carabineros no dejaron salir a nadie del vestuario. Estábamos encerrados allí. Había gritos afuera y adentro, nervios y preocupación por la salida del estadio”, contó Antonio Kokalj, kinesiólogo del plantel.
No hubo caso. Patricio Cornejo, capitán y gloria del tenis chileno, intentó tomar el micrófono para detener a los enfurecidos hinchas chilenos. Después fue Ríos el que intentó hacer algo, pero estaban descontrolados. Podría haber sido una tragedia mayor, sin dudas. “Cuando entramos al vestuario ,vimos al papá de Mariano ensangrentado, enseguida con Maquirriain le hicimos las primeras curaciones. Mientras trabajábamos en los puntos de sutura, el equipo con el capitán se hicieron aparte y empezaron a esbozar la decisión que llegaría más tarde”, contó Kokalj.
La retirada del conjunto argentino, ya de noche, fue rodeado por carabineros que escoltaron a los argentinos hasta el hotel Sheraton. Un rato después, en las mismas condiciones, nos fuimos los periodistas argentinos. Entonces comenzaron las reuniones.
“La primera voz que se escuchó en la habitación de Gattiker fue precisamente la del 'Colo'. El fue el primero en decir que teníamos que irnos. Enseguida 'Zabala' avaló la idea. Más allá de que Mariano estaba muy nervioso por lo que le había pasado al viejo. Los doblistas mucho no opinaron y yo, que no tenía la idea de irnos muy formada en un comienzo, terminé de darme cuenta que esa decisión era la correcta”, explicó Gumy, tiempo después a este periodista, en una charla de café. Los cuatro jugadores y el capitán fueron los únicos participantes de esa primera reunión que no duró más de 15 minutos. No se registraron opiniones encontradas. Enseguida, los jugadores llamaron a Morea y a Martín Rosenbaum, de la AAT, para darles a conocer la decisión de no seguir jugando. “Obtuvimos el respaldo de los dirigentes. Faltaban aún dos días de juego. Nos poníamos 1 a 1, pero más allá de la posibilidad de jugar a puertas cerradas no sentíamos garantías de nada. Lo que le había pasado al padre de Mariano le podría haber pasado a cualquiera de nuestros familiares. Yo tenía a mi papá y a mi mamá en la tribuna”, dijo Hernán a la distancia.
Desde Buenos Aires, en tanto, Guillermo Vilas, con toda su experiencia, le dijo a Zabaleta a través de un noticiero de televisión abierta que el partido continuaría, más allá de los incidentes, determinación que finalmente tomó el árbitro de la serie. Algo que no fue aceptado por los argentinos, que al otro día regresaron a Buenos Aires. Precisamente, la Federación Internacional de Tenis, en una de las tantas conversaciones que mantuvo con las autoridades en Santiago (desde Australia), indicaron, ya cercana la medianoche chilena, que el match debía continuar al día siguiente, pero a estadio cerrado, sin público. El gran error de la dirigencia argentina fue haber dejado al presidente de la Federación Chilena de Tenis (José Ramón de Camino) con el permeable e indeciso Hernández. Increíble.
Rosenbaum, responsable de Copa Davis, debió haberse quedado "pegado" a ellos, pero el dirigente de la AAT se justificó diciendo que le dijeron que "se vaya tranquilo", que le iban a avisar de la determinación en el hotel. Un hotel, a esa altura de la jornada, atestado de periodistas. Los chilenos del lado de afuera, y los argentinos, que nos alojábamos allí, de adentro. “Lo cierto es que el árbitro general no tenía ni la experiencia ni la autoridad necesaria para proseguir con la serie. Eso pesó a la hora de tomar la determinación de dejar la ciudad”, recordó Gumy.
Con esa postura de uno y otro lado, el sábado, mientras Hernández oficializaba la derrota argentina por no presentación en el Parque O’Higgins, Rosenbaum y Morea disputaban un entretenido partido de tenis en una de las canchas del hotel, mientras que los jugadores, en el mismo momento, partían hacia el Aeropuerto Internacional de Santiago con custodia, claro. Bien temprano se habían marchado Prieto y parte del cuerpo técnico. El licenciado Kokalj contó: “En el preembarque, a eso de las seis de la mañana, se nos acercó una pareja de chilenos para pedirnos disculpas y que no todos eran así…".
En un vuelo que solo compartió con los jugadores un medio argentino (Tenis Sports) y cuatro chilenos, se realizaron, a diez mil metros de altura, diferentes notas con los jugadores argentinos ya que, en la turbulenta noche anterior, apenas podían ingresar al hotel donde estaban los visitantes quienes se alojaban allí. Y los periodistas argentinos, que estuvimos trabajando hasta las primeras horas de la madrugada de una jornada interminable, podíamos estar en el hotel por el simple hecho de que estábamos alojados.
Días después, directivos de la AAT viajaron a la sede de la Federación Internacional en Londres llevando videos y material fotográfico. Igualmente, la Argentina perdió el partido. La defensa no sirvió. Y hasta estuvo a punto de descender a la Tercera División de la Copa Davis (retuvo la categoría al vencer a Colombia en Bogotá). Chile no pudo jugar el Repechaje al Grupo Mundial y no fue local por dos años. Esas fueron las leves sanciones del mayor escándalo de la Copa Davis.
* Presente en la serie disputada en Santiago, Chile, como enviado del programa televisivo “Tenis Sports”.
La repercusión en los medios chilenos
El “día después” se plasmaron periodísticamente los testimonios de aquellas horas difíciles. Estos son algunos de los comentarios extraídos de la prensa local: “Chile protagonizó ayer el episodio más bochornoso de su historia deportiva desde el Maracanazo de 1989, el protagonizado por el arquero Rojas, que simuló una lesión” (“La Tercera”) / “Bochornosos incidentes protagonizados por el público que repletó (sic) el estadio techado del Parque O’Higgins motivaron la suspensión del partido entre Mariano Zabaleta y Nicolás Massú” (“Ultima Noticias”) / “Fue un infierno”. “Un público grosero, desconocedor del deporte que presenciaba, sin la menor noción de respeto por los rivales e inflamado del patrioterismo (sic) más barato, impidió el normal desarrollo de la contienda. Algunos señalan a Zabaleta como el culpable del escándalo, pero no fue lo que originó la explosión vandálica, sino que solo gatilló un desenlace que iba a producirse de cualquier manera” (“El Mercurio”) / “Pido disculpas por lo sucedido. Me da vergüenza que esto haya ocurrido en mi país; me da vergüenza que hayan sido los chilenos los que provocaron esto. Se disputó en un lugar indebido, a medio terminar. Fue una irresponsabilidad y hay que encontrar a los responsables de este desastre que ensucia al deporte chileno” (Pedro Carcuro, en la Televisión Nacional de Chile).
Primera resolución de la FIT
1-La Asociación Chilena falló en su obligación de asegurar que la organización del partido encontrara los mínimos estándares requeridos bajo las reglas de la Copa Davis. Por este error, los partidos de la Copa Davis no serán jugados de local en las canchas de Chile. Se aplicará inmediatamente para incluir la Ronda de Clasificación del Grupo Mundial 2000 contra Marruecos y continuando e incluyendo la competición de 2002. Además, la Asociación de Chile sufrirá una pena financiera equivalente a todos los pagos que podría haber recibido en este partido y todo los demás encuentros en 2000 por una pena financiera máxima de U$S 141.800.
2-La decisión del árbitro del lugar, de terminar el juego el sábado con los arreglos más estrictos de seguridad, que incluía el cierre del estadio a todos los espectadores, fue aceptado bajo las circunstancias y con su autoridad.
3-La Asociación Argentina de Tenis y el equipo falló en su obligación de cumplir con la decisión tomada en el lugar por el referee de terminar el juego. Por este error, la AAT podría haber sido materia de severas penas financieras, prohibición de escoger futuros lugares para jugar e incluso la descalificación. Bajo las circunstancias, de todos modos, la Asociación Argentina de Tenis sufrirá una pena financiera equivalente a todos los pagos que podría haber recibido en este partido y los demás partidos por una pena máxima de U$S 77.100.
4-Chile se mantiene como ganador declarado del partido y avanza a la Ronda de Clasificación para el Grupo Mundial 2001 y -con la excepción de la cancelación de Chile de elegir el lugar para enfrentar a Marruecos- el sorteo del 12 de abril para la Ronda de Clasificación es afirmado. Ambas naciones han expresado sus intenciones de apelar la decisión del Comité de la Copa Davis a la Junta Directiva de la Federación Internacional de Tenis, quienes se encontrarán en Montecarlo el fin de semana del 15 y 16 de abril de 2000.
Apenas culminó la reunión de los miembros del comité de la FIT, que evaluó las exposiciones de las comitivas chilena y argentina y tras este fallo, Morea se sintió defraudado: “La decisión ya estaba tomada, ellos consideran que los partidos hay que jugarlos por sobre todo; no tomaron en cuenta las evidencias que llevamos ni el estado anímico de los jugadores. Le explicamos que no se podía jugar rodeados de carabineros como si fuera un campo de concentración y no un partido de tenis”. Y ambos países apelaron.
Segunda resolución de la FIT
El sábado 15 de abril de 2000, la FIT se reunió en el hotel Meridien Beach Plaza de Montecarlo y cambió lo dicho el jueves anterior. La resolución definitiva castigó más duramente a Chile impidiéndole tener la oportunidad de ascender al Grupo Mundial 2001, pero también obligó a que la Argentina afrontara la posibilidad de descender al Grupo II de la Zona Americana. En la reunión estuvieron el español Juan Margets (vicepresidente de la FIT), el estadounidense Harry Marmion, el ex jugador egipcio Ismail El Shafei, el brasileño Nelson Nastas, el australiano Neale Fraser, el francés Jean Paul Loth y Eduardo Moliné O’Connor. Todos, monitoreados por el presidente de la FIT, el italiano Francesco Ricci Bitti. La resolución final fue:
1-Mantener el resultado de 5-0 en favor de Chile.
2-No se le permite continuar su participación en la Copa Davis 2000 (Marruecos ingresó así en forma directa al Grupo Mundial 2001).
3-Chile no podrá actuar como local hasta 2003.
4-A la Argentina se le redujo la multa de 77.100 a 25.700 dólares.
5-A Chile se le redujo la multa de 141.800 dólares a 47.800 (las cifras representan la cantidad que hubieran recibido por ganar o perder el partido).
6-La Argentina, al perder el match, deberá enfrentar a Canadá, como visitante, entre el 21 y 23 de julio de 2000 para mantener la categoría en la Zona Americana Grupo Uno (si la Argentina pierde deberá jugar en octubre, como visitante, con el perdedor de Bahamas-Colombia para mantener la categoría).
De esta forma, quedó claro que para la FIT los partidos deben ganarse en la cancha y que la violencia no será permitida en esta competencia. El país cuyo público provoque este tipo de incidentes no ganará la serie bajo ningún concepto.
Informe de Tenis Sports TV, con testimonios de Alejandro Gattiker (capitán), Martín Rosenbaum (dirigente de la AAT), Víctor Pochat (enviado de Clarín), Guillermo Coria (sparring), Julián Mansilla (enviado de El Gráfico), Mariano Hood (doblista). Link
Zona Americana - Grupo I - Final
Chile a Argentina 5-0 (por retiro de la Argentina)
Santiago, Chile, cemento indoor
7-9 de abril 2000
El match fue cancelado por los disturbios del público chileno. El equipo argentino se retiró de Chile. La FIT le dio el match ganado a Chile por abandono. Los parciales hasta ese momento eran los siguientes:
• Marcelo Ríos (CHI) a Hernán Gumy 6-4, 6-3, 4-6 y 6-1
• Mariano Zabaleta a Nicolás Massú (CHI) 7-5, 2-6, 7-6 (1), 3-1, 15-0 y su saque (cancelado)
No se jugaron los demás encuentros. También formaban el equipo argentino Mariano Hood y Sebastián Prieto.
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Fotos: Mario Cavalla (Chile) / Prensa chilena / ITF
Agradecimiento: Daniel Corujo (Tenis Sports TV)